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¿Por qué afligirte?... cuando Dios te puede ayudar en todo… ¿Por qué angustiarte
y desesperarte si Dios tiene la solución a todo lo que vives y experimentas? ¿Alejada
de Dios?
No llores… no, ese llanto no es saludable, ese llanto es provocado por el
amor propio herido en lo más sensible de su haber.
Cuántas lágrimas innecesarias, simplemente por dejarse llevar por el egoísmo.
Hija que tu conducta no refleja mucha madurez… pues sin querer te estás comportando como una niña malcriada que solo busca llamar la atención y al no
conseguirlo explota.
Te has enamorado, te has casado y ahora inician los problemas. Problemas de
comunicación, problemas de carácter, problemas de gustos, problemas de
convivencia, problemas de aceptación, problemas de ceder cuando hay que ceder... problemas...problemas...
¿Sabías, hija mía, que la pareja debe rezar el uno por el otro? ¿Acaso no confías
en la oración? ¿No crees que es necesario pedir por tu esposo y tu esposo por
ti, la ayuda de lo alto, la ayuda de Dios y la Mater? Si es que solos no han
podido solucionar los problemas, sino al contrario se han herido mutuamente distanciándose
cada vez más. ¿No crees que es hora de elevar una oración el uno por el otro?
Hay tantos matrimonios jóvenes que inicia su vida conyugal sin la menor preparación
espiritual, y mucho menos, oran el uno por el otro.
Cuanto bien hace cuando los soltero oran por ese compañero que Dios ha
pensado para él o para ella, pidiéndole a Dios le conceda la oportunidad de
conocerse llegando a formar esa familia con la cual suena tener, ese hogar que
debe ser hogar sobre todas las cosas.
Si Jesús todo lo llevaba a la oración, si antes de hacer alguna actividad importante
se iba a orar… ¿no crees que tu matrimonio es algo tan importante que debes
imitar a Jesús en la oración, orando por tu esposo/sa?
Que diferencias los matrimonios que oran uno por el otro…que diferencia las
familias donde los miembros oran unos por otros. Ahí hay amor de verdad… ahí hay
de verdad una fe que cala provocando la intimidad con Dios, provocando
encontrar la solución a los problemas cotidianos de la convivencia matrimonial.
No, hijita, no llores… son lagrimas que no conmueven a Dios ni a nadie… tus
lagrimas son reflejo de tu egoísmo. Baja la guardia… ve a los brazos de la
Mater…con ella, mírate, mira la situación que vives, y eleva una oración de
corazon por ti, por tu esposo.
Aprende a invocar al Espiritu Santo. Aprende a contar con Dios para todo… y
veras que transformación vas a vivir y como tu hogar, tu matrimonio, tu familia
viven una hermosa transformación.
Confía en Dios…busca a Dios… habla con Dios… esperalo todo de Dios… cree
ciegamente en Dios… no te arrepentiras… pero recuerda… date plenamente a Dios…
y Dios se dara totalmente a ti… la felicidad, la paz, la alegria comienzas a
descubrir y a vivir.
Dios te bendiga abundantemente
con gracias de santidad…Desde la Soledad del Sagrario
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