domingo, 13 de diciembre de 2015

Preséntale a tus hijos el mejor amigo que tenemos



Nuestros niños necesitan experimentar una cercanía real y verdadera con Dios. Necesitan motivación para vivir una íntima relación de amistad con Dios. Si ellos descubren y contemplan, que papa y mama viven en amistad sabrosa con Dios, van a desear y procurar vivir también como amigos de Dios. Los niños son esponjas, aprenden lo que ven, lo que escuchan, lo que sienten en sus padres.

La mejor herencia no es el estudio, ni las riquezas y propiedades que se les dejen a nuestros niños. La mejor herencia, que podemos procurarles, es aprender a vivir con Dios como amigos. Si logramos esto, hemos logrado salvar a nuestros hijos. Hemos logrado llevarles a vivir el cielo ya en la tierra. Hemos logrado colocar la herramienta espiritual más valiosa que existe: Dios, en sus manos, en su corazón.

Un niño o niña que se goce en vivir en amistad con Dios, es un niño de corazón puro, de corazón humilde, de valores y de una moral intachable. ¿Por qué? Porque a los amigos se les ama. A los amigos no se les quiere herir. A los amigos se les busca todo el tiempo. A los amigos se les goza con su compañía. A los amigos se les confía los secretos y detalles del corazón y de la vida cotidiana. A los amigos se les escucha, haciéndoles caso en sus consejos tan acertados. A los amigos se les busca agradar siempre. Una buena amistad es un tesoro incalculable que no se tiene muy a menudo.  Y Dios es ese amigo entrañable, bondadoso, agradable, rico, poderoso y que nos ama como nadie.

Nadie como Dios de amigo. Por eso, es tan importante llevar a nuestros niños a descubrir, buscar y vivir una verdadera amistad con Dios. En estos terribles tiempos donde se quiere sacar a Dios de en medio de la sociedad y del hogar, necesitamos con premura motivar y llevar a nuestros niños a vivir intensamente y con derroche de entusiasmo la amistad con Dios. Padres, madres escuchadme… toman tiempo para ser ese motivador entre Dios y vuestros hijos… en el mañana verán los hermosos frutos de este hermosa semilla sembrada con amor, dedicación, constancia y entusiasmo…

La amistad con Dios, por quien se vive, es una amistad que nos abre las puertas de la eternidad… es vivir el cielo ya en la tierra…

Mater, ayúdanos a llevar a nuestros niños a convertirse en amigos de Dios y a Dios en su amigo…


Desde la Soledad del Sagrario





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