sábado, 3 de mayo de 2014

Mamá, ¿por qué hay que rezar por el Papa?


En el ayer, las familias católicas enseñaban a sus hijos a rezar por el Papa de turno. Les enseñaban a amar, respetar y velar por el bienestar del Santo Padre desde la oración, la fidelidad y el amor.

La familia estaba al tanto de todos los pormenores de las actividades y vida del Santo Padre. Hacían unidos pequeños sacrificios que ofrecían por el Santo Padre. Los padres llevaban una pequeña agenda de actividades donde el objetivo principal era acompañar al Santo Padre en el gobierno de la Iglesia. Labor encomiable de las familias del ayer…

No podía faltar la foto del Papa, esta era colocada en un lugar muy especial en el hogar. Se hablaba del Papa como si fuera miembro cercano de la familia, como si se le tratara a menudo. Los niños crecían en esa cercanía con el Papa que cultivaban sus padres en sus corazones, conciencia y en sus vidas. El Papa se volvía amigo entrañable y padre amoroso de todos.

La alegría de ver al Santo Padre era contagiosa en los pequeños. Aquellas familias que lograban viajar a Roma y verle, aunque fuese salir por la ventana de sus aposentos, era para todos sus miembros, un gozo inmenso. Las familias que vivían cerca acostumbraban a llevar a sus pequeños a ver al Santo Padre.  Y aquellas familias que recibían al Santo Padre en uno de sus viajes al país, hacia lo indecible, por llegar lo más cerca posible del Papa. Preparaban toda una agenda de pequeñas actividades en preparación al viaje del Santo Padre, fuera a sus países o a otros.  El objetivo era ayudar espiritualmente al Papa en su encomiable misión apostólica.

Ese amor, esa forma de llevar a los pequeños a ver al Santo Padre como uno de los nuestros, con amor y aportando con la oración y las pequeñas mortificaciones diarias por el bienestar del Santo Padre es hoy en día necesario. Necesitamos volver a estas pequeñas costumbres o tradición de las familias católicas del ayer.

La consigna del ayer era: “Todos con el Papa”… las criticas, malos entendidos, propaganda de infieles que vomitaban odio eran motivo de oración por la familia… había que conquistar pequeños triunfos para el Santo Papa… con entusiasmo, entereza y fidelidad se lanzaban a la conquista. 

Los días conmemorativos que celebraba el Santo Padre era fiesta para la Iglesia Doméstica.  Se celebraba en grande en la intimidad del hogar… desde ricos manjares, sencillos pero confeccionados con amor, hasta juegos y sana diversión para los pequeños que celebraban en unión a los padres. La alegría del Santo Padre era la alegría de la Iglesia Domestica… la pena y dolor del Santo Padre, era el dolor y la pena de la Iglesia Doméstica… Las familias católicas eran cercanas al corazón del Santo Padre…porque había conciencia de Iglesia…  

Hay que enseñarles a nuestros pequeños quien es el Papa, qué hace, y qué valor tiene su trabajo o apostolado o misión en nuestra Iglesia. Hay que devolverle al Santo Padre su lugar en el corazón de la Iglesia Doméstica…Esto es labor de los padres, abuelos, tíos de la familia…Todos unidos pueden hacer del hogar católico una heroica y brillante Iglesia Doméstica, donde la fe, la caridad, y la esperanza iluminan la vida, el corazón de los miembros…

La Iglesia del futuro depende de la Iglesia Doméstica… de ese amor entrañable por la Madre Iglesia, por el Vicario de Cristo, por el respeto, el amor, la obediencia, la fidelidad y la observancia de sus amonestaciones y consejos que deben aceptar, acoger y vivir con entusiasmo todos los miembros de nuestras familias católicas.

Qué diferencia serán los nuevos miembros del Cuerpo Místico que crecen al amparo y al amor del Santo Padre en el seno de los hogares católicos.   
Familias católicas el bienestar de sus hijos esta en vuestras manos… encender la Iglesia Domestica a todo vapor…


La pequeña de Dios



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