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¿Que será ser padres de un niño santo? ¿Por qué unos padres pueden tener la
gracia y la bendición de tener hijos santos?
¿En qué estriba la diferencia de ese hogar al hogar de los demás?
Me parece que las respuestas a estas preguntas se unen en una sola
respuesta: la fe… Si, la fe vivida
esplendorosamente por los padres. La fe que se transmite de padres a hijos
desde que nacen. La fe cimentada, adornada,
alimentada en una vida de oración, de sacramentos, de virtudes, de “cara
a Dios”… porque Dios les ha cautivado, les ha enamorado, les ha convencido.
Esa es la gran diferencia de los
hogares que viven una fe agradable a Dios. Una fe que destila un exquisito
perfume en los hijos… hijos alimentados con la fe vivida, expuesta en todo
momento por sus padres.
Los padres son ejemplo vivo a imitar para los hijos. Son modelos, modelos
que van cultivando en los hijos los valores, la moral, las virtudes, las
creencias, las costumbres, las tradiciones en sus hijos.
Unos lo hacen con dedicación, con amor, con entusiasmo,
con delicadeza, con esmerada perseverancia… Es un hogar, que aunque existan penurias económicas, o el
sufrimiento de la enfermedad, es un hogar que da gusto estar… hay una atmosfera
de caridad, de fraternidad, de solidaridad entre padres e hijos.
Otros lo hacen con la fuerza del
genio, con incomprensiones, con malos ejemplos, con contradicciones entre el
obrar y el predicar una fe debilucha,
tambaleante, sin raíces, sin agarre… por el paganismo que les ha
seducido el corazón. El hogar es frio,
con una atmosfera pesada e indiferente… no da gusto estar en él… al contrario
los hijos prefieren estar siempre afuera…
Miremos la historia, abrimos el libro en la página de un hogar caluroso en
el amor a Dios. Si, un hogar que nos
puede dar pistas de cómo son los padres que poseen la gracia de tener un hijo
santo…
Nos trasportamos en el tiempo, al año 1890 en el pueblo de Corinaldo (Italia), en la
provincia de Ancona.
Miremos el hogar de la santa María Goretti. Sus padres eran Luigi Goretti y Assunta
Carlini. Una pareja humilde, sumamente pobres, pero con unos corazones que
ardían en amor… amor a Dios… amor el uno al otro… amor a sus 6 hijos.
Vemos aquí un aderezo en este hogar muy importante… el amor. El amor que hoy en día a dado paso al
egoísmo. El amor es ese complemento que
salva a la familia de la tragedia del
pecado. Cuando desgraciadamente se cae
en “un amor propio” cultivado y enseñado
por sus padres. ¿El resultado? Es
el desplazamiento de los miembros de la familia de los corazones,
dando paso al egoísmo, la envidia, los celos, la venganza, entre tantos
defectos y pecados. El hogar se
convierte en un campo de batalla…cuando falta la sal… que es el Amor…
Los padres de Maria Gorreti, Luigi Goretti y Assunta Carlini, eran
campesinos. Una pareja humilde, temerosos de Dios. Que llevaban la fe con
pureza de corazón, enseñándoles a sus hijos que Dios vale la pena. Que esta
vida no es duradera, que hay una eternidad que conquistar. Dios siempre Dios ante todo… que bien lo
aprendió María…
Eran pobres, si, eran pobres, pero
generosos con todo el que necesitara ayuda, dados a compartir lo poco que
tenían. De esta forma les ensenaban a los hijos que Dios proveía siempre,
además de la necesidad de compadecerse de los más necesitados, porque siempre
iba a ver alguien con mayor necesidad, aunque ellos eran pobres.
Contrarresta esta actitud con la actitud de tantos padres de hoy en día, que les enseñan a sus hijos a no compartir…
mucho menos a acercarse a aquellos que mendigan un poco de pan… unas monedas…
Hay padres que les enseña a sus hijos a huir de estas personas… o de estos
niños… los niños de la calle.
Les enseñan con el ejemplo…van en el carro, se acerca un mendigo pidiendo
ayuda. ¿Qué ven los hijos en los padres?
¿Qué respuesta escuchan? Una
frase mal sonante, una maldición, una queja ruidosa e inmisericordiosa. Un
gesto de indiferencia, o pero aun, de coraje. Y hay quien muestra miedo y
repugnancia. ¿Qué aprende los hijos? La
inmisericordia para con los pobres, los más necesitados… aunque Cristo nos pide
“misericordia” y amarnos unos a otros
como Él nos ama.
A los diez años, María y su familia sufren la tragedia de la muerte del padre,
del proveedor de la casa. Este enferma de Malaria. Las cosas cambian para la familia. La madre
tiene que irse a trabajar, María Goretti se hará responsable de los quehaceres
del hogar y del cuido de sus hermanos. Recordemos que ella es la segunda… y es aun
una niña.
María, se hace cargo con una madurez asombrosa. Ella entiende perfectamente
la urgencia de su madre de irse a trabajar. Entiende su deber como hija de
ayudar no solo a su madre sino también a sus hermanos. ¿Qué hace? Lanzarse a la
aventura de ser una pequeña ama de casa y una pequeña madre para sus
hermanos. Hace todo con amor, con
despliegue de amor. Lleva todo sus actos
a elevarlos en una ferviente oración…
La alegría es el derroche de felicidad en el corazón de María. Todo lo hace con entusiasmo, sin quejas, con
verdadero gozo… Ve a Dios en todo… ve la caridad como algo esencial en sus
vidas. Tiene pena por el sacrificio de
su madre. Hace su parte para que su madre este tranquila y a la vez sus
hermanos estén bien. ¿Qué edad tiene?
Tan solo diez anos… y ya tiene la carga de la responsabilidad del hogar, de los
hermanos… pero María Goretti da la medida… la medida de la generosidad en el
amor… ella se compromete y sale airosa en sus deberes y responsabilidades
diarias… consolando así a la madre… consolando así a Dios que la mira con
beneplácito.
Cuenta su madre, que María, aun en medio de sus responsabilidades diarias, seguía rezando y asistiendo a sus cursos de
catecismo. Cuenta como María amaba el
Santo Rosario, le era muy necesario rezarlo a menudo. Un dato curioso, lo llevaba siempre enrollado alrededor de la
muñeca.
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Pero, ¿de dónde le nace el horror al pecado? De la
contemplación del crucifijo. El
crucifijo era una fuente donde ella bebía día a día, en esa contemplación de
los dolores y el amor de Cristo por ella, por todos… He aquí, de esta
meditación diaria que nace en ella un horro profundo por el pecado… En el
catecismo había aprendido lo que significaba el pecado… pero en la meditación
al crucifijo había descubierto los detalles del Amor de Dios… había comprendido
que el pecado nos arrebata a Dios del corazón, alejándonos de Él…y esto era
mucho para ella que amaba con locura a Dios.
María Gorreti hace su primera comunión a las once anos. ¿Cómo es este
momento sagrado en la vida de esta niña?
Miremos su ideal de vida, ideal concebido ante este augusto sacramento. María hizo el firme propósito de nunca pecar…
Así como Santo Domingo Savio, joven que también poseía el mismo ideal de vida… María
responde a su amado Jesús de esta forma: “Antes morir que pecar, mi Dios”…
Este pensamiento, este propósito, este ideal de vida se hizo fuego en su
alma… no era algo momentáneo causado por la euforia de la primera comunión. No…
era una determinación que hacía con el fuego del Amor a Dios. Dios acepto esta entrega incondicional de su
alma pequeña y agradable a Dios… regalándole la fortaleza necesaria en aquel
momento justo de su vida… en que se vería forzada a renovar con su sangre…
Cuantas niñas hoy en día, en tantos hogares se les cultiva para vivir una
vida camino a las impurezas. Cuantas
madres les ensenan a sus bebitos, a sus hijas pequeñas, a bailar bailes
deshonestos, a moverse sensualmente, a vestirse indecorosamente… y es una
fiesta para los adultos de la familia.
No saben que se les pedirá cuenta por todo esto… la eternidad de sus
hijos está en juego… Cuanta ignorancia
atrevida… Dios les conceda luz en medio de las tinieblas paganas en que viven…
por el bien de sus hijos…
María, niña sumamente pura, sumamente hermosa por el alma que poseía, alma llena de la presencia divina… despierta
en el joven Alejandro Serenelli, quien trabajaba en la misma finca donde vivía María,
sentimientos de amor y de pasión
desordenada.
Mientras María se dedicaba a vivir de “cara a Dios”, Alejandro Serenelli,
joven de 18 años, se dedicaba a leer libros con lecturas impuras. Enamorado locamente de María, con la mente
llena de impurezas buscaba toda oportunidad de seducir a María con
proposiciones deshonestas.
María, niña de doce años, con el firme propósito de no pecar jamás,
conociendo el significado de pecado, conociendo la injuria que se hace al
pecar, aun más con un pecado de esta índole, María se mantiene firme en su
negatividad. Siempre le hace saber a Alejandro que lo que piensa y propone es
pecado, va en contra de los mandamientos de Dios.
Ante la negatividad de María… ante
la ceguera de Alejandro, este se
siente sumamente despreciado por María… obsesionado se deja llevar por sus
sentimientos que le debilitan su
voluntad y ciegan su razón.
El demonio ha entrado en acción. El demonio va tejiendo su telaraña para
hacer caer más bajo a Alejandro y trata de llevarse enredada a María Gorreti…
¿Qué sucede? La tragedia llega a la
familia de María… pero tragedia que se convierta en frutos de santidad. Inconcebible para la mente humana de hoy en
día donde se tiene derecho a todo.
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En un descuido, Alejandro sube a la casa de María Goretti, lanzándose sobre
ella, forcejean, María grita pidiendo
ayuda… nadie la escucha… pide ayuda a Dios… le suplica a Alejandro diciéndole
que es pecado… se resiste… Alejandro ciego por la pasión enfermiza le propina
catorce puñaladas en todo su cuerpo, cuerpo puro, que se convierte en una
patena ofrecida a Dios… porque…” antes morir que pecar”… sonaba el eco de este
ideal, con la fuerza del amor, en el corazón de la pequeña…
Dios concede un milagro mayor a esta vida heroica de nuestra pequeña y
grande María Goretti. Para asombro de todos, no muere
inmediatamente la niña. Es llevada al
hospital, y en el hospital es intervenida quirúrgicamente… pero… oh Dios… para
mayor dolor y mayor derrame de gracias…por falta de anestesia la operaron sin anestesia…
¿Quién puede resistir un dolor semejante? ¿Quién puede en ese momento
ofrecerlo todo…sus dolores… su sufrimiento… ofrecerlos a Dios… con tanto amor,
con tanto deseo… con tanto fuego en el corazón? Solo las almas pequeñas que se han
cultivado en el amor de Dios, día a día,
hora a hora… desplegando el cultivo de las virtudes como un hermoso arcoíris
que brilla en el cielo del diario vivir…
María, lo hizo… María fue una mártir
hasta el último instante de su
vida… María nos enseño a todos lo que es amar a Dios y amar a los enemigos…
María nos enseño que Dios es primero que nada…
Antes de morir, María recibe la gracia de la comunión y el sacramento la
unción de los enfermos… Dios viene a darse a su alma pura en el momento que más
lo necesitaba…
María, con Dios en su corazón, hace un gesto de amor incondicional,
heroico, trascendental… ella públicamente
perdona de corazón a Alejandro… pero aun más que perdonarlo… deseo de
corazón que Alejandro estuviera con ella en el paraíso… volviéndose a Dios… le
pide a Dios que le perdone porque ella también le ha perdonado. Cuanta caridad para con los enemigos… que
ejemplo a emular…
¿Y la madre? La madre ante las
palabras de la hija, perdona a Alejandro también… La madre responde con
generosidad al llamado de Dios, de amar
a nuestros enemigos… La madre se siente comprometida a orar por la conversión
de Alejandro… pues su hija desea su salvación…
Cuantos asesinos de la pureza no tienen la respuesta de la víctima, ni de
la familia, que les lleve a recibir una conversión radical. Cuantos sátiros
mueren sin tener a nadie que ore por ellos, se sacrifique por su
conversión. Mueren renegando de Dios y
de todos… porque la amargura del pecado les domina.
¿Y Alejandro? Un día el obispo se
siente movido a visitarlo en la cárcel. Lo
recibe de mala gana. Sin embargo se abren los recuerdos en su mente, en su corazón…
recuerda a María, su heroísmo por salvar su pureza, su heroico perdón, su
bondad. Además piensa en la misericordia divina pues el Obispo le habla de ella…Esta
conmovido hasta el tuétano… al quedar solo de nuevo… todo en él se desata en
llanto, un llanto que le hace bien a su alma… es el desahogo de un corazon
endurecido que comienza a ablandarse, a entender, a crear conciencia de los
hechos, a sentir un vivo arrepentimiento.
Dios obrando… el alma dejándose en manos divinas… el fruto de la oración…
el fruto del perdón…dándose a manos llenas.
Otra gracia le esperaba a Alejandro… esta vez un sueño de grandes
bendiciones… María se le aparece en sueño… ella está recogiendo flores en un prado y luego ella se
acerca a él y se las ofrece. Milagro… milagro…
otro milagro en la vida de Alejandro se da… Este al despertar ya no es el
mismo… la gracia lo ha conquistado… cambia totalmente y se convierte en un
prisionero ejemplar. Ha recibido la gracia de la conversión. Ha sido dócil a la gracia recibida, abriendo
su voluntad y su alma para recibirla.
Alejandro se decide a escribirle a
Mons. Blandino, el obispo que lo había visitado, abriendo su corazon de par en
par, confiando en la misericordia divina:
"Lamento sobre todo el crimen que cometí porque soy consciente de
haberle quitado la vida a una pobre niña inocente que, hasta el último momento,
quiso salvar su honor, sacrificándose antes que ceder a mi criminal voluntad.
Pido perdón a Dios públicamente, ya la pobre familia, por el enorme crimen que
cometí. Confío obtener también yo el perdón, como tantos otros en la
tierra".
Se arrepiente de corazón… cambia de vida… cambia de actitudes… se
bautiza, recibe los sacramentos…
comienza una vida nueva para el, aun dentro de la cárcel… sus compañeros confinados
quedan asombrados del cambio… la gracia actuando… las oraciones recogiendo la
cosecha abundante.
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A los 27 años, de estar en la cárcel, sale libre. Va en busca de la madre
de María Goretti…es Noche de Navidad… al
encontrarla le pide perdón con abundantes lagrimas y un corazon compungido…
Alejandro necesita el perdona de ella… Ella le concede el perdón, ¿Cómo no dárselo?...
su propia hija le había perdonado en la agonía… además es de Dios perdonar, y
perdonar de corazon… ella lo sabía muy bien.
Esa misma noche van juntos a la Santa Misa y comulgan juntos… los
amigos, los vecinos están confundidos y maravillados… ¿Cómo puede ser? ¿Cómo puede
ella perdonar al asesino de su hijo? ¿Cómo puede hablarle, mirarle a los ojos,
abrazarlo como si nada hubiera pasado? Es inconcebible para muchos… para otros
es una bendición la respuesta de ella,
el perdón suplicado por el… es una bendición del cielo. Y nosotros, ¿cómo reaccionaríamos? ¿En cuales
sandalias nos colocamos?
¿Y Alejandro? ¿Qué fue de su vida ya libre? Alejandro se da a Dios como
nadie… Vive en un convento de capuchinos,
será el hortelano del convento…viviendo una vida ejemplar… más tarde, ya
convencidos los capuchinos de su verdadero cambio de vida… de su amor a Dios…
lo admitirán en la orden tercera de San Francisco… donde morirá dando ejemplo
de lo que es un alma arrepentida de corazón de sus pecados…
La alegría del cielo no se haría esperar…en el regreso de Alejandro a “casa” el estallido de alegría y gozo ha sido
inmenso… el estrepitoso grito de rabia y odio en el infierno, por haberse
escapado, hizo temblar el infierno… no lo dudo…
Cerramos la página de esta historia santa con el deseo de ver muchos
hogares siendo cuna de santidad para sus hijos… Mater, ayúdanos…
Desde la Soledad del Sagrario.
La familia de Maria Goretti en la canonización de Maria en Roma.
imagen web La hermana menor de Maria Goretti, Teresa Goretti. |
1945-1925
marzo - Pío XII reconoce la autenticidad del martirio de Santa María Goretti.
Pablo VI, en frente de Santa María Goretti 14 de septiembre 1969
Juan
Pablo II rezando en el Santuario de
Neptuno el 01 de septiembre 1979
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