Cuántas madres se
han interesado por enseñarle a los niños la riqueza
que ocultan las humillaciones. ¿Habrá
alguna? Las mamás suelen defender a sus
hijos a capa y espada…y hay que hacerlo, pero ¿se han detenido a pensar, qué quiere Dios, cuando se reciben regalos como las
humillaciones, y más cuando es en público?
Queridas madres y padres, Dios siempre quiere algo de
nosotros, de nuestra respuesta a los acontecimientos de la vida diaria que nos
tocan vivir. Dios quiere que se responda
siempre en actos que a Él le agraden, le glorifiquen. ¿Podemos pensar que educar a nuestros hijos
para responder a las humillaciones hiriendo a la persona que humilla con
ofensas, con agresividad, presionándole, menospreciandole, dañando su reputación con la critica y el chisme. ¿Será esa la conducta que Dios nos pide? No les niego que si hay que evitar a esa persona. se evite, pero debemos enseñarles a los niños a ofrecer todo por la conversión y sanación por esa persona. No llenar el corazon de sentimientos ni de miedo, (que es natural sentirlo, evitemos alimentarlo), ni adversos a la caridad...
Busquemos en las Sagrada Biblia lo que Dios nos
reclama; nos pide amar a nuestros
enemigos como a nosotros mismos… porque nuestro enemigo es el prójimo
también. El que humilla se puede
convertir en enemigo nuestro porque busca la forma de acabarnos al atacarnos
con el arma de la humillación. Pero Dios
nos pide “prodiguemos caridad hasta con nuestro propio enemigo, ese que no nos
ama, ese que se goza en ridiculizarnos, en humillarnos. ¿Sea equivocado Dios y
por eso, mamás hay que enseñarle a los hijos a responder distinto a
lo que Dios pide? De ninguna
manera.
Madres, padres, Dios les esta pidiendo a ustedes cultiven
en sus hijos un amor desmedido hacia todos, aun hacia aquellos compañeros de
juego o de clases, o vecinos que se animan a humillar a vuestros hijos.
Dios les esta pidiendo llevar a sus hijos a ser héroes en
la caridad, por el bien de sus hijos. Y la caridad apremia, urge llegar hasta
las ultimas consecuencias. La caridad
exigen de todos, a practicarse en su totalidad, no con los que me agradan, sino
con todos. No solo en actos, sino en respuesta, también de oración… orar por
ellos, por esos niños y niñas quienes son los que les hacen llorar por las humillaciones
que les provocan.
Llevemos a los niños a cultivar
la caridad como los santos, como el Santo de los santos, Jesucristo. Cuantas
humillaciones recibió Teresita y ella no devolvía mal por
mal… sino lo contrario a la humillación le regalaba
su mejor sonrisa, y su oración pequeña, pero,
cargada de caridad. Dios esta esperando nuestra generosidad en los
momentos mas dolorosos… en esos que el alma se siente sacudida por la sorpresa
de la humillación… ahí es cuando hay que responder con santa indiferencia,
cubiertos por el escudo de la caridad heroica, suspirando por agradar a Dios
aun en ese tan doloroso momento…
Dios nos pide algo que si podemos cultivar en nosotros y
en nuestros niños… Animo con Dios todo se puede…
amparados bajo el manto de la Mater.
Desde la Soledad del Sagrario
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