La noticia corre veloz… Papá ha llegado del trabajo. Va
directo al cuarto a darse un buen baño, el día ha sido muy fuerte… Al fin en
casa con los suyos.
La pequeña corre por la casa llamando a papá. Mama trata
de tranquilizarla diciéndole que se está cambiando y pronto saldrá del cuarto.
Pero, ¿Qué quiere Therese? La pequeña Therese quiere orar con papá. ¿Orar? Si,
orar… porque está acostumbrada a orar con papá, desde muy pequeña, en honor a
la verdad, diríamos que desde que nació… Es un dulce hábito entre papá y
Therese. Por la noche, mamá se les une. Aunque también durante el día, mamá y
Therese acostumbran a tener pequeños encuentros con la Madre Celestial…
Pero a Therese le gusta orar con papá… Corre a sentarse
en la falda de papá, sentir sus brazos fuertes alrededor de su pequeño cuerpo,
y sentir la ternura que emana del corazón de
papá cuando comienza a orar.
Papá sale del cuarto sonriendo, toma a su pequeña en
brazos, se sientan en el rinconcito de oración que preparo mamá, la besa, y listo,
preparados para comenzar a orar… a hablar con Dios de corazón a corazón…
Papá comienza hablándole a Dios, luego Therese le habla…
hacen sus peticiones al Santo Padre tan bueno y amoroso. Luego papá invita a su
pequeña reinecita a cerrar los ojos y hablarle a Papa Dios de corazón a corazón…
Papá hace lo mismo… y se están ahí el rato que Dios propicie y sus almas se
donen en docilidad al Padre Dios.
Luego de finalizar el encuentro con el Padre Dios, Papá y
Therese se van a la cocina en busca de
esos ricos aromas que salen de la cocina… tras las sorpresas que les tiene mamá…
Nada más grande, para los hijos, que contemplar y experimentar el tiempo que un
Padre gasta con ellos para orar. Jamás podrán olvidar experiencia tan rica y de
tantos consuelos. Los frutos son incalculables. Es una pena ver tantos padres
perderse de esta oportunidad que Dios les concede, además, que es su misión
como padres, llevar los hijos a Dios… hacerles descubrir, juntos cuanto el
Padre Dios les ama. Rodar el velo que impide la contemplación de ese Dios
bondadoso y amoroso y la experiencia de vivir la amistad sabrosa e intima con
el Padre Dios.
Por otro lado, que alegría y que consuelo dan las
familias cristianas que toman muy en serio a Dios, viviendo los padres su rol y
su misión de maestro espiritual, de guía para sus hijos en busca de Dios, desde
la oración más sencilla, más simple y mas amorosa… esa que entusiasma y enamora
el alma… Hoy en día, ¿quedaran familias así? ¿Quedaran padres celosos de esta
misión? Si los hay… y son familias maravillosamente centradas en Dios desde
María… y con María… ¡Bendito sea Dios!!
Desde la Soledad del Santuario
No hay comentarios:
Publicar un comentario