Un hijo cultivado en la fe, valores y moral
es una preciosa joya a los ojos de
Dios
imagen: familia Pate |
Padre y Madre católicos
que vas enseñado a tus hijos valores, moral… llevándolos
con perseverancia, con dedicación, con testimonio de vida por ese camino de fe, con principios básicos, en el
cultivo de la cultura religiosa… porque quieres lo mejor para ellos y lo mejor
es Dios.
Ves con santa alegría
y gran consuelo que tus hijos han aceptado alegremente todas tus enseñanzas, las han vivido
voluntariamente, llevan la alegría de ir
contracorriente en un mundo donde niños y jóvenes se les guía a vivir los
placeres y gozos de este mundo desenfrenadamente, donde se les hace saltar
etapas necesarias de vivir… robándoles la sana niñez.
Como padre… como
madre…tu alegría es desbordante. Y más cuando tus hijos con alegría y sano
orgullo proclaman públicamente que son
diferentes, y les gusta serlo, que se es virtuoso porque hay una razón que el
corazón cobija, que el alma aspira… una esperanza… un motivo… Para los católicos
es la fe… es el Amor de Dios. Ellos siente esa felicidad divina en sus
corazones, todo su rostro sereno refleja esa chispa de Dios que inundan sus
vidas.
Contemplas a tus
hijos modestos, humildes, alegres, sanos, que saben disfrutar la vida con entusiasmo. Que la virtud les hace diferentes. Que la fe
le das sabiduría, enriqueciéndolos con buen humor, con paz, con un corazón
grande e inmenso que desean compartir con todos porque en ellos no hay maldad, y
a todos ven con caridad y misericordia… porque Dios ocupa todo el espacio de
sus corazones.
Pero el mundo no
está preparado para recibir muchas veces a nuestros niños y jóvenes que van
contracorriente. Se burlan de ellos, los consideran ignorantes, poca cosa,
insignificantes, no les pueden entender y menos
detenerse a mirar y descubrir la pureza de sus almas.
Como maestra,
como directora de la catequesis en la parroquia, como líder en grupos de jóvenes
de oración y adoración… pude experimentar como nuestros niños y jóvenes católicos
que han crecido en un hogar sumamente fiel y al gusto divino, viven la presión,
el rechazo, la burla, la tentación… por ser diferentes, por ir contracorriente,
por no caer en la vulgaridad que el mundo les brinda como normal y aceptable.
Recuerdo el caso
de una joven que al llegar a la Universidad, en una de sus clases de sicología se
discutió la virginidad, y ella por defenderla argumento que era católica y creía
en la virginidad, por lo tanto era virgen, hasta contraer matrimonio. Inmediatamente recibió burlas, mofas, insultos
y hay quien se atrevió a proponerle ayuda para salir de su estado… la miraban
con pena, con asombro, la hicieron
sentir como si fuera una enferma…la presión de grupo se inicio porque había que
ayudarla. Sin embargo esta joven devota de la Mater, con una seria y fecunda educación
y experiencia religiosa, salió airosa de esa prueba de fuego, logrando no solo
cultivar y crecer en la virtud, en su fe
y devoción sino recibir el premio divino de un buen esposo e iniciar un hogar,
una familia al gusto divino…
Y como esta
muchas experiencias de tanto y tantos que tuvieron la fortaleza, la capacidad para
defender sus creencias y posturas ante todos los que venían a hacerles daño por
ser creyentes, por tomar en serio a Dios y darle gusto obedeciéndolo.
Sigamos
sembrando, cultivando, guiando, animando a nuestros niños y jóvenes a vivir una
fe esplendorosa en todos los momentos de sus vidas. Que reconozcan que Dios
vale la pena y si hay que sacrificarse y renunciar a algo porque la fe está en
peligro hacerlo con prontitud y alegría… Dios les recompensara exquisitamente.
Desde la Soledad del Sagrario
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