miércoles, 18 de julio de 2012

Cuando los hijos cultivan el Amor de Dios hasta las últimas consecuencias.



Un hijo cultivado en la fe, valores y moral
 es una preciosa joya a los ojos de Dios
imagen: familia Pate



Padre y Madre católicos que vas  enseñado a tus hijos valores,  moral…  llevándolos con perseverancia, con dedicación, con testimonio de vida por ese  camino de fe, con principios básicos, en el cultivo de la cultura religiosa… porque quieres lo mejor para ellos y lo mejor es Dios.
Ves con santa alegría y gran consuelo que tus hijos han aceptado alegremente todas  tus enseñanzas, las han vivido voluntariamente,  llevan la alegría de ir contracorriente en un mundo donde niños y jóvenes se les guía a vivir los placeres y gozos de este mundo desenfrenadamente, donde se les hace saltar etapas necesarias de vivir… robándoles la sana niñez.
Como padre… como madre…tu alegría es desbordante. Y más cuando tus hijos con alegría y sano orgullo  proclaman públicamente que son diferentes, y les  gusta serlo,  que se es virtuoso porque hay una razón que el corazón cobija, que el alma aspira… una esperanza… un motivo… Para los católicos es la fe… es el Amor de Dios. Ellos siente esa felicidad divina en sus corazones, todo su rostro sereno refleja esa chispa de Dios que inundan sus vidas.
Contemplas a tus hijos modestos, humildes, alegres, sanos, que saben disfrutar la vida con entusiasmo.  Que la virtud les hace diferentes. Que la fe le das sabiduría, enriqueciéndolos con buen humor, con paz, con un corazón grande e inmenso que desean compartir con todos porque en ellos no hay maldad, y a todos ven con caridad y misericordia… porque Dios ocupa todo el espacio de sus corazones.
Pero el mundo no está preparado para recibir muchas veces a nuestros niños y jóvenes que van contracorriente. Se burlan de ellos, los consideran ignorantes, poca cosa, insignificantes, no les pueden entender y menos  detenerse a mirar y descubrir la pureza de sus almas. 
Como maestra, como directora de la catequesis en la parroquia, como líder en grupos de jóvenes de oración y adoración… pude experimentar como nuestros niños y jóvenes católicos que han crecido en un hogar sumamente fiel y al gusto divino, viven la presión, el rechazo, la burla, la tentación… por ser diferentes, por ir contracorriente, por no caer en la vulgaridad que el mundo les brinda como normal y aceptable.
Recuerdo el caso de una joven que al llegar a la Universidad, en una de sus clases de sicología se discutió la virginidad, y ella por defenderla argumento que era católica y creía en la virginidad, por lo tanto era virgen, hasta contraer matrimonio.  Inmediatamente recibió burlas, mofas, insultos y hay quien se atrevió a proponerle ayuda para salir de su estado… la miraban con pena, con asombro,  la hicieron sentir como si fuera una enferma…la presión de grupo se inicio porque había que ayudarla. Sin embargo esta joven devota de la Mater, con una seria y fecunda educación y experiencia religiosa, salió airosa de esa prueba de fuego, logrando no solo cultivar  y crecer en la virtud, en su fe y devoción sino recibir el premio divino de un buen esposo e iniciar un hogar, una familia  al gusto divino…
Y como esta muchas experiencias de tanto y tantos que  tuvieron la fortaleza, la capacidad para defender sus creencias y posturas ante todos los que venían a hacerles daño por ser creyentes, por tomar en serio a Dios y darle gusto obedeciéndolo.
Sigamos sembrando, cultivando, guiando, animando a nuestros niños y jóvenes a vivir una fe esplendorosa en todos los   momentos de sus vidas. Que reconozcan que Dios vale la pena y si hay que sacrificarse y renunciar a algo porque la fe está en peligro hacerlo con prontitud y alegría… Dios les recompensara exquisitamente.

Desde la Soledad del Sagrario





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