LA FAMILIA FORMADORA EN LOS VALORES HUMANOS Y CRISTIANOS
SUBSIDIOS FORMATIVOS DE PREPARACIÓN
Tema IX. Los valores de la
rectitud en las relaciones familiares Honestidad, honradez, verdad,
sinceridad, fidelidad, lealtad, gratitud.
Objetivos: · Valorar
a la familia, como base de la sociedad; iglesia doméstica. · Definición de
estos valores y su transmisión en las relaciones de familia. · Los valores de
la rectitud: fundamento en las relaciones familiares.
1. Oración
“Oh Dios, que en la sagrada familia nos dejaste un modelo perfecto de
vida familiar, vivida en la fe y la obediencia a Tu voluntad, concédenos fuerza
para permanecer unidos en el amor, la generosidad y la alegría de vivir juntos,
la honestidad, la honradez, la verdad, la sinceridad, la fidelidad y la lealtad,
que fortalezcan la misión de transmitir la fe que recibimos de nuestros padres.
Unidos a José y María te lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo, Nuestro Señor.
Amén”.
2. Lectura Bíblica “Yo sé, Dios mío, que tú escudriñas
los corazones, y que la rectitud te agrada: por eso yo con rectitud de mi
corazón voluntariamente te he ofrecido todo esto, y ahora he visto con alegría
que tu pueblo, que aquí se ha hallado ahora, ha dado para ti espontáneamente” (1
Crónicas 29,17). “Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios: Tu buen
espíritu me guíe a tierra de rectitud” (Salmos 143,10).
3. Desarrollo
del tema La familia es en todas las civilizaciones la base de la
sociedad. La Iglesia Católica siempre ha considerado a la familia como un
ejemplo de sociedad, llamándola: iglesia doméstica, es decir, una figura de la
relación entre Jesucristo y la Iglesia. Toda sociedad, desde la más sencilla
hasta las más complejas, está formada por relaciones entre personas. El
desarrollo y los logros de estas sociedades dependen de la calidad de las
relaciones entre sus miembros. Es en la familia donde se aprende a vivir en
relación al aprender los valores que hacen que una familia se lleve bien y así
se marca de manera profunda las relaciones de las personas en la sociedad. Si en
familia no se aprende una relación adecuada, es muy difícil que las personas
tengan relaciones adecuadas en los distintos grupos de los que forman parte. La
familia, como formadora de los valores sociales, es insustituible. La raíz de
las fallas sociales muchas veces está en que la familia no desarrolla a los
hijos en los valores de una buena relación. De ahí la importancia de saber
educar a nuestros hijos en valores y en las virtudes, conscientes de que a
través de éstas podremos ayudarles a ser mejores hijos, mejores ciudadanos, y
mejores cristianos.
Para las relaciones familiares y sociales son
importantes los valores de la honestidad, honradez, verdad, sinceridad y
fidelidad La honradez y la honestidad implican ser justos, rectos, hacer
honor a la palabra que se ha dado, no decir, ni vivir en la mentira. Los hijos
son particularmente sensibles a las faltas de honestidad; las señalan a los
padres cuando captan la falla de estos valores. Si los padres con su ejemplo no
les muestran que son honrados y honestos, con facilidad los hijos pierden este
valor natural.
El valor de la verdad supone decir de las cosas como en
realidad son. Los hijos aprenden en la familia a vivir en la verdad, a aceptar
las consecuencias de decir la verdad. Cuando los miembros de la familia evitan
la verdad se vive en la desconfianza. Y sin confianza siquiera en la propia
familia, ¿cómo vivir la confianza en la sociedad?
La sinceridad consiste
en decir lo que se piensa sin ocultarlo hipócritamente. Los padres deben ser
sinceros con sus hijos, si esperan que los hijos sean sinceros con ellos. La
falta de sinceridad se convierte, en un vicio difícil de desarraigar.
La
lealtad exige tratar a los demás con respeto, sin fallarles, sin hablar mal de
ellos. Desarrolla la unidad de la familia y nace de sentirse parte de un
conjunto de lazos comunes de afecto y apoyo mutuo.
La fidelidad es hacer
honor a nuestros compromisos y a nuestras relaciones. Un ámbito muy importante
es la fidelidad a los compromisos asumidos el día del matrimonio. La fidelidad
se cultiva todos los días y en todos los campos, en el pensamiento, el afecto,
la palabra, el uso del tiempo, etc. Nuestro Dios es la Verdad, es fiel a su
palabra, su lealtad con la humanidad llegó hasta dar su propio Hijo para que
muriera en la Cruz para salvarnos de nuestros pecados.
El agradecimiento
es apreciar todo lo que los demás hacen por nosotros, reconocer que hemos
recibido mucho de cada uno de ellos. Nuestras relaciones se construyen y se
mantienen por lazos de agradecimiento; enseñar a los hijos a ser agradecidos es
formarlos para que sus relaciones sean sólidas. Y, por supuesto, debemos ser
agradecidos con Dios por lo mucho que de Él hemos recibido como nuestro Creador
y Redentor. Este es el origen del sentimiento religioso.
La familia
alcanza su plenitud al apreciar estos valores y vivir de acuerdo a los mismos,
tomándolos en cuenta al asumir decisiones. Estos valores permiten que haya
relaciones vigorosas en la familia. Si estos valores no se cultivan el amor y
unidad se deterioran. Las relaciones se rompen la mayor parte de las veces por
faltar estos valores. Una vez producida la ruptura la relación familiar es
difícil de sanar. Sin embargo, las relaciones en la familia pueden curarse
gracias a los lazos de afecto que se desarrollan en ella. En la sociedad, sanar
las rupturas en las relaciones es mucho más difícil.
Estos valores, en
último análisis, son el fruto de un amor maduro. Un amor leal, fiel, sincero,
honesto y agradecido. Difícilmente se dan estos valores si no hay amor o si este
es inmaduro.
4. Caso o hecho de vida · Un padre de familia
promete a su hijo asistir a un partido de fútbol en que su hijo va a ser el
capitán del equipo. A última hora, el compadre del papá le pide que lo acompañe
a ver un equipo que va a comprar y el padre no cumple su promesa. El hijo,
preocupado porque el papá no llegó al partido, está distraído, juega mal y el
entrenador lo saca del juego. Al llegar a la casa, ve que su padre está bien,
pero no puede evitar su molestia. Le grita y se sale de la casa.
· Mamá
está en casa, suena el teléfono y le pide a la hija que lo conteste. “Hola
madrina -dice la niña- ¿cómo has estado?” La mamá, en voz baja dice a su hija:
“Dile que no estoy”.
5. Reflexión y diálogo · ¿Cómo sanar una
relación fracturada? ¿Quién debe tomar la iniciativa? ¿Cómo evitar que se repita
ese disgusto? · ¿Qué mensaje trasmiten los padres a sus hijos? ¿de qué otra
manera podrían resolverse las situaciones? ¿Cómo remediar la mala enseñanza que
les dieron? · ¿Cómo enseñar a los hijos a vivir los valores humanos y
cristianos? ¿Cómo pueden enseñárselos entre sí los hermanos? ¿Cómo enseñarlos a
personas fuera de la familia?
6. Textos de apoyo “Entre los
numerosos caminos, la familia es el primero y el más importante. En efecto, el
ser humano viene al mundo en el seno de una familia, por lo cual puede decirse
que debe a ella el hecho mismo de existir como hombre. Cuando falta la familia,
se crea en la persona que viene al mundo una carencia preocupante y dolorosa que
pesará posteriormente durante toda la vida. Normalmente el hombre sale de la
familia para realizar, a su vez, la propia vocación de vida en un nuevo núcleo
familiar. Incluso cuando decide permanecer solo, la familia continúa siendo, por
así decirlo, su horizonte existencial como comunidad fundamental sobre la que se
apoya toda la gama de sus relaciones sociales, desde las más inmediatas y
cercanas hasta las más lejanas. ¿No hablamos acaso de «familia humana»? (Carta a
las familias, de Juan Pablo II).
“En especial la estabilidad de la
familia está hoy en peligro. Para salvaguardarla con frecuencia es necesario ir
contracorriente con respecto a la cultura dominante, y esto exige paciencia,
esfuerzo, sacrificio y búsqueda incesante de comprensión mutua. Pero también hoy
los cónyuges pueden superar las dificultades y mantenerse fieles a su vocación,
recurriendo a la ayuda de Dios con la oración y participando asiduamente en los
sacramentos, especialmente en la Eucaristía. La unidad y la firmeza de las
familias ayudan a la sociedad a respirar los auténticos valores humanos y a
abrirse al Evangelio.” (S.S. Benedicto XVI, Discurso ante el Consejo Pontificio
para la familia, 2006).
7. Síntesis conclusiva · Para lograr la
misión que Dios le ha conferido a la familia, es necesario vivir los valores
humanos y cristianos que dignifican la existencia de la persona. · La familia
se mantiene unida a través de una relación madura, fruto de la entrega y amor
entre sus miembros. · El bien de la persona y el bien de la sociedad está
estrictamente conectado con la buena salud de la familia. · Las familias
fuertes se construyen sobre matrimonios fuertes. Las sociedades fuertes se
construyen sobre la base de familias fuertes. · El ejemplo motiva, compromete
y comunica sin palabras.
8. Compromiso · Seremos congruentes
entre lo que decimos y lo que hacemos, buscando ser ejemplo de vida en nuestra
familia. · Trabajaremos para generar el ambiente familiar propicio para el
crecimiento espiritual y humano de los miembros de nuestra familia.
9.
Oración final “Sagrada Familia de Nazaret, ayúdanos en la misión de
transmitir la Fe recibida de nuestros padres; abre el corazón de nuestros hijos
para que crezca en ellos la semilla que recibieron en el bautismo. Aumenta en
nosotros la honradez, la lealtad y la sinceridad, para santificar nuestras
relaciones y derrama tu bendición sobre todos los hogares”.
10.
Glosario · Valores: Son las perfecciones que Dios puso en las personas y
en las cosas. Cualidades y características dignas de ser apreciadas, que se
identifican con lo bueno o positivo y que hacen buena a una persona. El valor se
orienta al buen ser y al buen hacer de la persona. · Virtudes: Hábitos y
disposiciones del alma para las acciones buenas conforme a la ley moral y que se
ordenan a la felicidad eterna de la persona. · Vicios: Falta de rectitud o
defecto moral en las acciones. · Congruente: Conveniente, coherente,
lógico. · Fermento: Influjo que induce a la realización de un proceso o de
una actividad.
11. Bibliografía · Juan Pablo II. Exhortación
Apostólica Familiaris Consortio, (Sobre la misión de la familia cristiana en el
mundo de hoy). 1981. · Juan Pablo II. Carta a las Familias. 1994. · Juan
Pablo II. Mensaje para la XXVII Jornada mundial de la paz. De la familia nace la
paz de la familia humana. 1994. · Benedicto XVI. Mensaje para la celebración
de la Jornada Mundial de la Paz. 2008. · Pontificio Consejo para la familia.
La familia: don y compromiso, esperanza de la humanidad, II Encuentro Mundial de
las familias, Río de Janeiro, Brasil. 1997. · Rivera Carrera, Card. Norberto.
Familia ¡Sé fuerte! 1999. Editorial Diana. · Cesa Cantón, René. La familia,
ser y quehacer de hoy. Ediciones Paulinas.
Página oficial del VI Encuentro mundial de
las familias México
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no me gusto haba de un tema mas interesante
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