lunes, 17 de septiembre de 2012

No… no puede ser… pero no ves la paz en su rostro y en sus palabras…

 
Cuando una Madre, un Padre
conoce y Vive la Voluntad Divina
hasta sus últimas consecuencias
 
 
 
 
 
Siempre pienso que hay vidas increíbles y maravillosas… son vidas que dejan a una con un sabor delicado…provocando admiración y alegría, saber que hay almas que han vivido a esa altura de la vida… con una sencillez pasmosa… con una entereza fascinante e envidiable.  
Y no es para menos… hay que entender que hay almas que se dan a Dios cien por ciento… con una entrega de alma, avalada  por la infancia espiritual que experimentan y gustan…y es así… por mas que se busque es así… como niños que corren veloz con entusiasmo a los brazos divinos… sin preguntas… sin reclamos porque han pisado dejando las pequeñas huellas en el camino de la Voluntad Divina. 
En el momento que reconocen que Dios lo quiere… que Dios lo pide… que es su Voluntad Divina… ya está todo hablado… no hay que decir nada mas… eso basta… a abrazarse con entusiasmo y desbordante alegría… aunque el alma se desgarre de un tirón… pero que digo… si la misma aceptación a la Voluntad Divina, hace que se levante rápidamente, subsanando las heridas con el bálsamo infinito de “Dios lo quiere”… a correr a sus brazos amorosos y a dejarle hacer a su gusto… 
Y esta es la vida de Silvia Linares Romero, joven madre que desde niña busco la Voluntad Divina en su vida… que sentía una irresistible atracción a vivir con alegría todo lo que Dios quería siempre… me imagino su consigna: “Dios lo quiere… y eso basta”…
Con una alegría desbordante, no fingida, contagiosa, su fe era cimentada en el conocimiento del Amor de Dios, y de su Santa Voluntad… amante de la vida sacramental de nuestra Iglesia… Esa corriente de gracias, bendiciones, fuente de santidad de los sacramentos era para Silvia la razón fundamental de su esperanza y su caridad desbordante.
Se sabía amada por Dios, se sabía la niña de los ojos de Dios, se sabía en camino para el Cielo y trabajaba arduamente por mantenerse en ese camino saltando los obstáculos con gracia y devoción, llevando a los suyos por el camino que tan bien conocía.
Ella les da lecciones de vida, de amor, de esperanza a sus seres queridos en el lecho de la muerte. Ella les pide que no quiere que nadie se vista de negro… porque es una alegría, es una noticia de felicidad la que ella va a emprender, no hay por que estar de luto… no es una muerte… es un “entrar en la vida”.
Mujer de detalles, deja sus palabras para los acontecimientos trascendentales de sus seres queridos… el aniversario de boda de sus padres, la primera comunión de sus hijos…
En el lecho de la muerte, a pocos días de su partida quiere celebrarlo con su familia amada, se le ve con el dolor natural que provoca la situación pero con la alegría que nace de una aceptación sin límites en la Voluntad Divina… Dios lo quiere… hay que regresar a casa… y hay que hacerlo a la altura del Amor…
Les invito a mirar el video… y los otros videos si pueden, para descubrir cómo se muere con la elegancia de un alma locamente enamorada de Dios, de su Santa Voluntad Divina…
Hijitos… aprendamos a vivir y a morir a nosotros mismos para vivir y nacer a la Voluntad Divina… Hay tanto que aprender… no nos cerremos en nosotros… miremos a los hermanos que saben cómo vivir y morir con la elegancia de los hijos pequeños, mimados y consentidos que se alimentan del Amor y la Santa Voluntad Divina.
Desde la Soledad del Sagrario.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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