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Cuantos padres no se dan
cuenta que va educando a los hijos hacia el egoísmo, las rabietas
descontroladas, el “yo” lo hago todo...
Cuantos padres buenos pero débiles
de carácter para educar correctamente...se dejan llevar porque sus hijos pequeños,
son buenos, le ríen todas las malacrianzas, rabietas, gritos, agresividad.
Como ciegos que no ven por donde
van caminando su prole, caminos peligrosos donde la desobediencia va en aumento
y con suma facilidad de lograr perseverar en ella.
Hoy son pequeños… mañana a los 7,
9 o 10 años… se les han ido de las manos a los padres y ya es muy tarde para
enderezarlos.
Hijos que no obedecen a los
padres, mañana no obedecerán a nadie. Hijos que son agresivos con los padres, mañana
serán agresivos con todos. Hijos que manipulan y consiguen lo que quieren. Mañana
serán grandes manipuladores donde la mentira sea la aliada principal.
Hijos que escupen o dan golpes a
las madres… Mañana será violentos con los demás… agresivos y carentes de
misericordia y compasión.
Hijos que gritan, patalean,
rompen cosas, hablan malo a los padres… mañana será posibles delincuentes…
porque la obediencia y el respeto no fueron sus mejores disciplinas.
Como es el hijo en casa será en
la calle. Como es el hijo con los padres, será con los demás.
He aquí porque hijos de padres buenísimos
salen problemáticos, e indisciplinados.
A los hijos se les da grandes
dosis de amor, pero también grandes dosis de disciplina donde la comunicación es
primordial y el castigo es simplemente la privación de aquello que más le gusta…
a veces de la libertad aunque sea pocos minutos… pero que mucho aprenden cuando
se les quita la libertad… y me refiero a niños pequeños, muy pequeños que son
caprichosos a rabiar.
Padres, madres hay que educarse… hay que leer… hay que buscar videos de información
correcta… hay que orar mucho… tener encuentros íntimos con Dios, con la Mater…
pedir sabiduría para ser buenos educadores de los hijos… Lo que hoy siembres en
ellos…mañana cosecharas en abundancia… Aun hay tiempo… para enmendar los
errores y comenzar desde cero.
Desde la Soledad del Sagrario.
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