lunes, 8 de junio de 2015

Papá, papá, vamos a orar…





La noticia corre veloz… Papá ha llegado del trabajo. Va directo al cuarto a darse un buen baño, el día ha sido muy fuerte… Al fin en casa con los suyos.

La pequeña corre por la casa llamando a papá. Mama trata de tranquilizarla diciéndole que se está cambiando y pronto saldrá del cuarto. Pero, ¿Qué quiere Therese? La pequeña Therese quiere orar con papá. ¿Orar? Si, orar… porque está acostumbrada a orar con papá, desde muy pequeña, en honor a la verdad, diríamos que desde que nació… Es un dulce hábito entre papá y Therese. Por la noche, mamá se les une. Aunque también durante el día, mamá y Therese acostumbran a tener pequeños encuentros con la Madre Celestial…

Pero a Therese le gusta orar con papá… Corre a sentarse en la falda de papá, sentir sus brazos fuertes alrededor de su pequeño cuerpo, y sentir la ternura que emana del corazón de  papá cuando comienza a orar.
Papá sale del cuarto sonriendo, toma a su pequeña en brazos, se sientan en el rinconcito de oración que preparo mamá, la besa, y listo, preparados para comenzar a orar… a hablar con Dios de corazón a corazón…

Papá comienza hablándole a Dios, luego Therese le habla… hacen sus peticiones al Santo Padre tan bueno y amoroso. Luego papá invita a su pequeña reinecita a cerrar los ojos y hablarle a Papa Dios de corazón a corazón… Papá hace lo mismo… y se están ahí el rato que Dios propicie y sus almas se donen en docilidad al Padre Dios.

Luego de finalizar el encuentro con el Padre Dios, Papá y Therese se van a la cocina en busca de  esos ricos aromas que salen de la cocina… tras las  sorpresas que les tiene mamá… 

Nada más grande, para los hijos,  que contemplar y experimentar el tiempo que un Padre gasta con ellos para orar. Jamás podrán olvidar experiencia tan rica y de tantos consuelos. Los frutos son incalculables. Es una pena ver tantos padres perderse de esta oportunidad que Dios les concede, además, que es su misión como padres, llevar los hijos a Dios… hacerles descubrir, juntos cuanto el Padre Dios les ama. Rodar el velo que impide la contemplación de ese Dios bondadoso y amoroso y la experiencia de vivir la amistad sabrosa e intima con el Padre Dios.

Por otro lado, que alegría y que consuelo dan las familias cristianas que toman muy en serio a Dios, viviendo los padres su rol y su misión de maestro espiritual, de guía para sus hijos en busca de Dios, desde la oración más sencilla, más simple y mas amorosa… esa que entusiasma y enamora el alma… Hoy en día, ¿quedaran familias así? ¿Quedaran padres celosos de esta misión? Si los hay… y son familias maravillosamente centradas en Dios desde María… y con María… ¡Bendito sea Dios!!


Desde la Soledad del Santuario

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