domingo, 17 de agosto de 2014

… y corrió entre la gente…lanzándose a brindarle ayuda…porque su corazoncito le exigía le ayudara…

imagen web


Los niños nos sorprenden sobremanera.  Poseen un corazón generoso y lleno de bondad. Un corazón capaz de los sacrificios más grandes que podemos imaginar. Los niños de corazón puro se dan con un valor envidiable.  Lo podemos descubrir en tantos niños mártires, que han muerto abrazados al fuego del amor divino. Cuantos niños enfermos han pedido a Dios, vivir la enfermedad como rescate, por aquellos que están alejados de Dios, para su pronta conversión. Los niños cuando creen, se dan plenamente, sin detenerse a pensar.

Mirad que hermosura nos presenta esta estampa de un Vía Crucis dramatizado. El pequeño se ha creído que el Cristo está sufriendo una caída, se mueve veloz a su lado, ha venido a tratar de levantarlo.  Ha venido en su ayuda, sin detenerse a preguntarle a nadie que está pasando. Creyó y se lanzo al rescate, a socorrer a quien creía pasando necesidad. ¿No es hermoso? Un corazón tan puro, que se lanza a la caridad, sin importarle que haya todo un público observando.

Él tiene un solo pensamiento, ayudar a Cristo a levantarse. No puede verlo en el suelo. Cree que puede ayudarlo y se lanza a socorrerle. No pide ayuda… va solo… lo toma de la mano y tira de él para levantarlo. ¿Podemos imaginar su corazoncito, palpitando aceleradamente por el deseo de levantarlo, de ayudarlo?

¿Cuántos de nosotros somos capaces de una acción semejante; dejándonos llevar por  un derroche de caridad, sin detenernos a mirar, a pensar, si no siguiendo las directrices del corazón que conoce a Dios, y ama a Dios?
Estoy segura que este niño provoco una dulce y tierna sonrisa a Jesús, y un cálido abrazo en la voluntad del Padre, ambos se deleitaron mirándole…

Mi imaginación corre aceleradamente haciéndome imaginar a Jesús que volviéndose hacia su  bendita madre, la mira con ternura, es una mirada que habla…su mensaje seria: < Te lo entrego… cuídalo, guíalo y cultiva su corazón… prepararlo para venir a morar en él. >

Si, los niños nos sorprenden por sus respuestas de amor al Amor…


Desde la Soledad del Sagrario

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