Amado hijo.
Dios te ha colmado de bendiciones…eres padre… Dios te ha entregado tres
hijos en tus manos, bajo tu responsabilidad. Dios ha confiado en ti, así como
confió en San José, y aun en la misma Virgen María, cuando les entrego a su
Hijo único.
Y así como Dios tenía sus planes con San José, y María; con su Hijo, Jesús,
Dios tiene sus planes contigo y con tus hijos. ¿Qué quiere Dios? ¿Qué busca
Dios? Dios quiere que les enseñe a tus
hijos a amarlo, a conocerlo, a estarse un buen rato con Él. Dios busca que les enseñes a buscarlo y a
interesarse por Él. Dios pide y espera
que les enseñes a encontrar y gustar de Dios como amigo. A desarrollar esa
amistad sabrosa con Dios… Para eso, llega nuestra amadísima madre, la Mater en
su advocación de Schoenstatt. Ella viene a educar, no solo como madre, sino
como maestra que es, de la vida interior.
¿Cómo hacer? ¿Qué hacer? No podemos
dar lo que no tenemos. No podemos motivar sino vivimos una vida verdaderamente
de “cara a Dios”. Por más que hagamos no
tendremos éxito, pues la transformación se da en terreno de una verdadera
conversión. La conversión es día a día… hora a hora… minuto a minuto… Es
sencillo. Es fácil… es simple… Todo reside en una gran verdad…
“Buscar agradar a Dios siempre… siempre… siempre”… a todas horas… en todo momento… con quienes estemos rodeados… en el hogar, o en el trabajo… en el carro, o en el caballo… en el patio… en la Iglesia… en la fiesta… o en el cine… El secreto es “AGRADAR A DIOS”… buscar lo que Dios quiere y complacerlo. Eso es todo… Si lo logramos… estaremos dando pasos agigantados en el camino de la santidad. Nada nos desviara… no habrá pecado o tentación que nos haga caer… porque en la mente hay un pensamiento fijo, no causarle disgusto a Dios por nuestra causa… solo vivir para agradarle… solo buscar vivir dándole el consuelo de ser un alma agradable a su Corazón Divino, según su Voluntad divina… He aquí la fórmula para conquistar a nuestra familia, a nuestros niños llevándolos derechito por el camino de la santidad…
Los niños son esponjas… lo que ven en sus padres, eso harán. El lenguaje de
sus padres, ese será de por vida para ellos. Los habitos, las costumbres, los
hobby,… en fin… lo bueno o lo malo serán motivación para aplicar en sus pequeñas
vidas. ¿Por qué? PORQUE LOS HIJOS QUIEREN SER COMO PAPÁ, COMO MAMÁ…
Que gran verdad… los hijos quiere ser como los padres… por eso los imitan…
Eso mismo quiere Dios Padre que sus hijos hagan… sean como Él, y para eso nos dio
el modelo perfecto, su único Hijo, Jesús para que lo imitemos. Para ser otros
Cristo, así llegaremos a imitar al Padre Dios. Así, los papás llegaran a poseer
la prolongación de la paternidad divina… Dios Padre amando a tus hijos con tu
propio corazón… hablándoles a través de ti… obrando en ellos en ti… educándolos
y atrayéndoles hacia Él, a través de ti, por tus obras, ellos conocerá al Padre
Dios y le amaran como Padre nuestro….
Cuando llegue el momento de encontrarte “cara a cara” con Dios, en ese
momento de tu entrada al Cielo… podrás ver una amplia sonrisa en sus labios
porque todas tus obras, palabras, gestos, actitudes, aptitudes, modales,
presencia, estar, caminar, dar, pensamientos y sentimientos fueron del agrado
de ese Corazón divino que tanto y tanto te ama… Porque incendiaste la llamita
divina en el corazón de tus hijos manteniéndola viva y siempre en aumento…
Recuerda, hijo, Dios vale la pena… nada ni nadie en este mundo puede
ofrecerte, regalarte y hacerte sumamente feliz como Dios… La Mater te cobije
con su manto y estas pobrísimas palabras mías, las llene y convierta en
verdadera realidad divina…
Dios te guarde y te bendiga eternamente…
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