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Ese fue el reproche y
el mandato de Jesús a sus apóstoles que procuraban que los niños llegaran hasta
Jesús para que no le molestaran. Las
delicias de Dios son los niños. Las locuras de Dios son los niños. La ternura de Dios se desborda en los
niños. ¿Quién de nosotros
le roba, con mayor facilidad, una sonrisa a Jesús? Nada más ni nada menos que los niños. Porque los niños son almas
puras, exageradamente puras que se dan sin ninguna reserva. Con un corazón
desbordando alegría y amor, entusiasmo y confianza.
¿Quién ama más a
Jesús? Los niños. ¿Quién se
da a Jesús sin preguntas, sin exigir pruebas, sin miedo al compromiso, sin
miedo incluso a la cruz? Los niños. Y
es sorprendente como los niños se abrazan a la cruz, se abrazan con verdadera
aceptación y con espíritu de victima corredentora. Los niños han entendido y
asimilado muy bien el ideal de santidad, a tal punto, que buscan trabajar
intensamente por la salvación de los pobres pecadores. En el niño santo el miedo que existe,
el pavor que les taladra los huesos, es perder a Dios… para el niño santo esto
sería una verdadera tragedia, por eso procura para sí agradar a Dios
obedeciéndolo ciegamente… procura que los pobres pecadores no se pierdan para
la eternidad. He aquí donde
entran en esa pedagogía de la Cruz, ofreciendo los más pequeños detalles por la
salvación de las almas. ¡Qué mucho nos toca aprender de los niños santos!!
Nada como mirar una
de esas vidas que tanto agradaron a Dios y tanta gloria le dieron cuando aun
vivían en esta tierra. Miremos
a la pequeña italiana Antonina Meo, “Nennolina”, niña preciosa que muere a los
6 años. Sus últimas
palabras: “Dios... mamá... papá...”. Y muere con una
sonrisa. Preguntémonos como será nuestra muerte…
tan placida como la de esta hermosa niña.
Nennolina va a
hacer su primera comunión. Como preparación surge una hermosa idea que será
parte de su corta vida. Idea que la llevara a expresar con sencillez,
simplicidad y ardor su amor a Dios, a la Mater. a Jesús, a la Santísima
Trinidad, a la Mater, a su Ángel… a algún santo… Inicia una “aventura
espiritual”. ¿En qué consiste? Nennolina
le pide a su mama que le escriba cartas dirigidas al Cielo. Su madre la
complace e inicia a escribir las cartas que Nennolina le dicta. Más tarde
cuando Nennolina aprende a leer y escribir ella misma escribirá sus cartas al
cielo.
Nennolina escribe
alrededor de 162 cartas que han sido publicadas en dos libros “Carissimo Dio
Padre” de la Editorial Vaticana
y “las cartas de Nennolina” de la Editorial San Pablo.
¡Qué hermoso seria
que todas las madres cristianas cultivaran esta gracia en sus niños de escribir
cartas al Cielo! ¡Cuántas bendiciones derramadas sobre ellos no se darían!
¡Cuánto agradaría a nuestro buen Dios!! ¡Qué
hermosas almas iríamos cultivando poco a poquito! Lo contrario de hoy en día… estamos
llevando a los niños al defecto de cultivar la agresividad con los juegos de la
nueva tecnología que tanto les gustan a los padres regalarles a los hijos. ¡Qué
hijos diferentes tendríamos en nuestra sociedad!!
La pequeña de Dios
Les visito desde mi blog www.creeenjesusyserassalvo.blogspot.com
ResponderEliminarReciban muchas bendiciones.
Amen... bienvenida a mi pequeño blog...
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