Cuanta Misericordia Divina para con esta pequeña….

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Que niña tan

sumergida en Dios…

        Cuanta Misericordia Divina

para con esta pequeña….

Santa Verónica Giuliani.

Por un momento imaginemos que la pequeña de casa

de meses inicia la costumbre de buscar con la mirada

los cuadros e imágenes religiosos que se encuentren en

la casa. ¿Cómo te sentirías como padre y madre al

contemplar a tu pequeña en esta dinámica? 

Me imagino que algunos se sentirán sumamente

sorprendidos, otros preocupados y quizás los menos

sumamente contentos y esperanzados. 

Orsola, nuestra pequeña niña, la pequeña Orsola,

en sus primeros meses de vida se comporta de una forma

sorpresiva para todos. Su mirada va en busca de las

imágenes que adornaban la casa paterna. 

Mas tarde ella escribirá en su:

"Todavía no andaba, pero cuando veía las imágenes

donde estaba pintada la Virgen santísima con el Niño

 en brazos, yo me agitaba hasta que me acercaban a ellas

para poder darles un beso. Esto lo hice varias veces. Una

vez me pareció ver al Niño como criatura viviente que me

extendía la mano; y me acuerdo que me quedó tan al

 vivo este hecho que, dondequiera que me llevaban,

miraba por si podía ver a aquel niño". 

El 12 de junio de 1661, fiesta de la Santísima Trinidad,

Orsola apenas tenía pocos meses, su madre la sostenía

 en brazos cuando la pequeña Orsola se desliza y

comienza caminar hacia un cuadro que representaba

el misterio de la Trinidad divina. 

Que experiencia tan consoladora para la pequeña Orsola,

Que conversación tan impactante para una niña tan

pequeña.  La estampa a vivir… es la pequeña ante una

imagen de la Virgen con Jesús en brazos.  

De momento Orsola se encuentra en una amoroso dialogo

con el pequeño Jesús.  Ella le dice: : ¡Yo soy tuya y tú eres

todo para mí..."  Y el Nino Jesús que me imagino estallaba

en amor…le responde: - ¡Yo soy para ti y tú toda para mí! 

Te imaginas que tú y yo viviéramos una experiencia

semejante a esta edad que tenemos… Pues yo te diría que

si… que la vivimos todos los días ante la Sagrada Eucaristía,

ante Jesús en la adoración ante esos momentos deliciosos

de intimidad con Jesús… que le decimos eso y mucho mas. 

 Donde el corazón se derrite de amor contemplando y

gozando del Misterio divino desde la más oscura

fe vivida…. Pues si… claro que si… con los ojos de la fe…

 claro que si… que hemos  tenido coloquios de puro amor

con nuestro Amantísimo Jesús.  

La pequeña Orsola tan agraciada por Dios nos dice:

"Me parecía a veces que aquellas figuras no fueran

pintadas como eran, sino que, tanto la Madre como

 el Hijo, yo los veía presentes como criaturas vivientes,

 tan hermosas que me consumía de ganas de abrazarlas

y besarlas". 

Que agraciada la pequeña con esta vivencias que la

Trasportaban a sentimientos hermosos donde el alma

Se goza contemplando y adorando al Dios vivo que nos

Ama tanto.

Ella nos dice: "Paréceme que, de tres o cuatro años,

estando una mañana en el huerto entretenida

gustosamente en coger flores, me pareció ver

visiblemente al niño Jesús que cogía las flores

conmigo; me fui hacia el divino Niño para tomarlo,

y me pareció que me decía:- Yo soy la verdadera flor.

Verdaderamente Dios… Jesús es la verdadera flor

Debe serlo para cada uno de nosotros. Y esto quiere

decir que no hay nada más interesante, más hermoso,

mas bello, mas rico, mas deslumbrante, mas jovial,

más trascendental en nuestras vidas, de verdadero valor.

 ¿Cómo vamos a comparar esta divina flor con las flores

 que nos regala este mundo tan alejado de Dios?

Orsola nos sigue explicando lo que sucedió luego que

el Divino Niño Jesús  desaparece. “Todo esto me dejó

cierta luz para no buscar ya más gusto en las cosas

momentáneas; me hallaba toda centrada en el divino Niño.

 Se me había quedado tan fijo en la mente, que andaba

como loca sin darme cuenta de lo que hacía. Corría de

 un  lado para otro por ver si lograba encontrarlo. Y

 recuerdo que mi madre y mis hermanas trataban

 de detenerme para que estuviese quieta y me decían:

- ¿Qué te pasa?, ¿estás loca? 

Yo me reía y no decía nada; y sentía que no podía

estar quieta. Me paraba y luego volvía al huerto

 para ver si volvía. Todo mí pensamiento estaba

 fijo en el niño Jesús. Todos me llamaban "fuego".

Hay que notar que el carácter de la pequeña Orsola

era un carácter vivaz y ardoroso. Su madre solía

 decirle a la pequeña: "Tú eres aquel fuego que yo

sentía en mis  entrañas cuando aún estabas en mi

vientre".  

¿Cuántas madres hoy en día pueden decir lo mismo

que en su maternidad sentían fuego intenso en su

vientre a causa del bebe que llevan en sus entrañas?

 Les puedo hablar de dos madres jóvenes que en

sus embarazos sentían como sus pequeños bebes

saltaban de gozo en el momento de la consagración,

en el momento de comulgar. Una gracia que sorprendían

en gran manera a estas madres que no dejaban de rezar

por sus pequeños bebes que llevaban en sus entrañas. 

Esta pequeña niña Orsola ya en la edad madura nos

habla de su niñez tan privilegiada nos dice:

 "En casa todos me llamaban "Fuego”, y precisa: "De

 todos los daños que ocurrían en casa era yo la causa"

 Mientras recordaba ella nos dice con sinceridad:

 "Todos me querían mucho". 

Padres y Madres seamos congruentes en nuestra vida

con la fe que profesamos. Que nuestros niños vean el

ejemplo de fe, de amor, de vida cimentada en el fiel

cumplimiento de la Voluntad Divina.   

Que nuestros niños tengan padres caminando por la

santidad… camino de santa  alegría, de ferviente y

asidua oración… de sacramentos vividos con conciencia,

de valores y de moral intachable… Recordemos:
padres santos...hijos santos... 

Desde la Soledad del Sagrario

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