¿Será posible?

¿Una Conversión Significativa? ¿Será posible?

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Con el viaje de nuestro Santo Padre Benedicto XVI se nos plantea que todos los creyente debemos vivir congruentes en lo que creemos y lo que hacemos o vivimos. O sea que nuestras palabras, nuestras obras, nuestra conducta esta cimentada sólidamente en nuestra fe… convirtiéndonos en testigos resplandecientes de esa fe que profesamos públicamente.

De otro modo seriamos simplemente testigos de lo que no creemos, de lo que no vivimos, de lo que no aceptamos…aunque estemos sumergidos en las cosas de la Iglesia... aunque nuestras palabras suenen como las campanas de la Iglesia que anuncian la presencia divina o llaman al culto religioso a celebrarse.

Nos convertimos en apóstoles mediocres, corruptos de la verdad, que vamos sembrando a cada paso, con nuestras obras y conductas, posturas de quienes no estamos convencidos de que Dios existe, de que Dios vale la pena.

Por otro lado vamos escandalizando, desilusionándose de nosotros, y retirando a aquellos a los cuales estamos llamados a evangelizar con el ejemplo.

Escandalizamos a todos los que se percatan de nuestra doblez de vida, porque creemos con los labios proclamando nuestra fe con palabras hermosas pero huecas al no sostenerse con las obras… negamos con el corazón con nuestras obras y conducta de vida. ¿A quién queremos engañar? ¿O es que estamos tan ciegos que no nos damos cuenta de nuestra vida incongruente donde la fe brilla por su ausencia?

Los primeros en percatarse de nuestra situación es la propia familia, especialmente los hijos. Es cuando los obligamos a ir a misa pero de paso le vamos enseñando a vivir sin valores. Por ejemplo… el teléfono de la casa suena y rápidamente le decimos a uno de los hijos… “dile que no estoy en casa”.

O pero si es tan solo una mentirita blanca sin importancia…¿Acaso no le estamos enseñando a mentir?? ¿No le estamos enseñando a no enfrentar las situaciones, por adversas que sean, con la verdad?

Ell mensaje que recibe el niño es “mentir es provechoso para nuestros intereses, Los Mandamientos de Dios no hay que cumplirlos…, no son necesarios…, A Dios no hay que meterlo en nuestros asuntos personales, cotidianos del diario vivir…, “Desobedecer a Dios está bien, Él entiende que esto es diferente.” ¿??

Una conversión significativa es tomar muy en serio nuestra vida espiritual. Todos estamos llamados a tener activa la celda interior o ese castillo interior del que tanto hablaba nuestra hermana Santa Teresa de Ávila.

Esa celda interior o habitación interior donde Jesús, el Espíritu Santo habita en cada uno de nosotros. Y en esta habitación a la cual hay que acudir con simplicidad, con sinceridad, con pureza de intención y de corazon, con exquisita humildad… ahí… a los pies de Jesus en nuestro interior reflexionar buscando en un verdadero examen de conciencia a aquellas obras, conducta, habitos, costumbres, pensamientos, actitudes, posturas, amistades, recreaciones, hasta sentimientos… todo lo que nos esta llevando a una vida disipada sin arraigo de una fe solida, verdadera, transparente y brillante, que contagie, que arrastre, que motive, que lance a los nuestros… a todos a los brazos de Dios…buscándolo de corazón…

Nuestra fe debe ser una fe siempre en aumento con respladores delicados brillantes en el fuego de la Verdad…una vida de cara a la Verdad Divina… esa debe ser nuestra verdadera conversión… conversión diaria, minuto a minuto… porque Dios vale la pena…

Caminando unidos al Santo Padre Benedicto XVI en estos tiempos en que la Iglesia nos pide la fe de los santos… por ser la Voluntad Divina para estos tiempos en especial…

Desde la Soledad del Sagrario.


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