Fuente: Fuego en las Venas Autor: Emilio L. Mazariegos
El autor presenta un tema muy controversial hoy en día. Lo presenta de una
forma clara, cruda pero muy cierta. He querido copiar fidelísimamente todo el
escrito como el autor lo expresa. Habrá quien se sienta incomodo con la
lectura, no es nuestro propósito. La idea es simplemente crear conciencia en
nuestra toma de decisiones, cuáles son nuestras verdaderas prioridades, como
familia, porque hoy no lo entendemos por todo el marullo de sueños, metas y
proyectos a largo plazo por alcanzar… pero mañana las consecuencias de haber
dejado en segundo o tercer lugar aquello que era lo primordial, lo de verdadero
interés y valor, mañana… nos puede dar muchos problemas que precisamente hoy
podemos evitar.
Tal vez, tus papás, mi niño, el más amado,
abrieron su corazón al amor, a la
vida,
Tal vez, supieron perdonarse para ser fieles uno dejarte abandonado, como
una cosa cualquiera,
en manos extrañas, que ya no olían a papá y mamá.
Tal vez, eres fruto de un corazón abierto a Dios,
y hoy vives feliz en un hogar que lo
sientes tuyo.
Pero, mira, mi niño, abre tus ojos, como soles,
y date cuenta de tantas cosas que hacen los adultos.
Hay niños “programados”, fruto de lo “digital”; niños que vinieron “como
escape” de algo que no funciono; niños que ocuparon el tercer lugar, detrás de
otras cosas,
donde primero fue el apartamento, y luego el coche.
¿Cómo llegaste tú? ¿Qué sintió tu corazón de niño,
limpio y eterno, al pisar nuestra tierra?
Pero hoy, mi niño, quiero decirte algo que me duele.
Me duele que a ti, aun bebé tan frágil, tan tierno,
Te dejen en una “guardería”, como se deja
en un supermercado la bolsa grande,
mientras se compran cosas.
No; tú no eres un “objeto” para ser guardado.
Tú necesitas, mi niño, las manos calientes de tu madre…
Y los abrazos llenos de ternura de tu padre.
Necesitas tener seguridad en tu casa, en tu clima;
Necesitas de oler la suavidad y dulzura de la mujer
que te dio un día de luz, con dolor y gozo.
Necesitas de las manos de papa y mama al bañarte,
Y sentirte siempre protegido por ellos, solo por ellos.
Tú no eres numero mas, tal vez, el “000”, porque si,
en una guardería con flores y mariposas pintadas.
Allí, mi niño, no creces por dentro. No eres tú, estas
fuera de tu nido, de tu ambiente, de
tu hogar.
Y allí, en la inseguridad en que creces, en los miedos
de lo desconocido, te vas defendiendo, golpe a golpe,
patadita a patadita, arañazo a arañazo,
mordisco a mordisco, con los otros niños,
también solos e inseguros como tú.
Desde la mañanita temprano, aun dormidito,
te dejan, y se van “como adultos”
a trabajar por ti, a ganar dinero.
Y no saben que su primer trabajo, el de la mamá,
Es cuidarte, darte el pecho a las horas, darte en él
un mar de ternura, suavidad, gozo y alegría.
¿Sera mejor que otros te cambien los pañales mojados?
Naciste, como un regalo de Dios, y ahora, mi niño,
no te “regalan”, te dejan allí, abandonado,
como
una bolsa en un supermercado, a la hora
que mas tú los necesitas.
¿Habrá, mi niño, trabajo
más hermoso, más bello
que el de una madre
cuidando a su bebe “en su casa”?
Desde la Soledad del Sagrario
Este Es el mejor q tenido la paga no buena pero la recompesa Es enorme verlos sonreir no hay precio
ResponderEliminarTrabajo
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