miércoles, 29 de agosto de 2012

Cuando no hay quien los cuide


Fuente: Fuego en las Venas   Autor: Emilio L. Mazariegos 

El autor presenta un tema muy controversial hoy en día. Lo presenta de una forma clara, cruda pero muy cierta. He querido copiar fidelísimamente todo el escrito como el autor lo expresa. Habrá quien se sienta incomodo con la lectura, no es nuestro propósito. La idea es simplemente crear conciencia en nuestra toma de decisiones, cuáles son nuestras verdaderas prioridades, como familia, porque hoy no lo entendemos por todo el marullo de sueños, metas y proyectos a largo plazo por alcanzar… pero mañana las consecuencias de haber dejado en segundo o tercer lugar aquello que era lo primordial, lo de verdadero interés y valor, mañana… nos puede dar muchos problemas que precisamente hoy podemos evitar.
 

Cuando no hay quien los cuide


imagen de la web

 

Tal vez, tus papás, mi niño, el más amado,
 abrieron su corazón al amor, a la vida,
Tal vez, supieron perdonarse para ser fieles uno dejarte abandonado, como una cosa cualquiera,
en manos extrañas, que ya no olían a papá y mamá.
Tal vez, eres fruto de un corazón abierto a Dios,
 y hoy vives feliz en un hogar que lo sientes tuyo.
Pero, mira, mi niño, abre tus ojos, como soles,
y date cuenta de tantas cosas que hacen los adultos.
Hay niños “programados”, fruto de lo “digital”; niños que vinieron “como escape” de algo que no funciono; niños que ocuparon el tercer lugar, detrás de otras cosas,
donde primero fue el apartamento, y luego el coche.
¿Cómo llegaste tú? ¿Qué sintió tu corazón de niño,
limpio y eterno, al pisar nuestra tierra?
Pero hoy, mi niño, quiero decirte algo que me duele.
Me duele que a ti, aun bebé tan frágil, tan tierno,
Te dejen en una “guardería”, como se deja
en un supermercado la bolsa grande,
mientras se compran cosas.
No; tú no eres un “objeto” para ser guardado.
Tú necesitas, mi niño, las manos calientes de tu madre…
Y los abrazos llenos de ternura de tu padre.
Necesitas tener seguridad en tu casa, en tu clima;
Necesitas de oler la suavidad y dulzura de la mujer
que te dio un día de luz, con dolor y gozo.
Necesitas de las manos de papa y mama al bañarte,
Y sentirte siempre protegido por ellos, solo por ellos.
Tú no eres numero mas, tal vez, el “000”, porque si,
en una guardería con flores y mariposas pintadas.
Allí, mi niño, no creces por dentro. No eres tú, estas
 fuera de tu nido, de tu ambiente, de tu hogar.
Y allí, en la inseguridad en que creces, en los miedos
de lo desconocido, te vas defendiendo, golpe a golpe,
patadita a patadita, arañazo a arañazo,
 mordisco a mordisco, con los otros niños,
también solos e inseguros como tú.
Desde la mañanita temprano, aun dormidito,
 te dejan, y se van “como adultos”
a trabajar por ti, a ganar dinero.
Y no saben que su primer trabajo, el de la mamá,
Es cuidarte, darte el pecho a las horas, darte en él
 un mar de ternura, suavidad, gozo y alegría.
¿Sera mejor que otros te cambien los pañales mojados?
Naciste, como un regalo de Dios, y ahora, mi niño,
 no te  “regalan”, te dejan allí, abandonado,
como una bolsa en un supermercado, a la hora
que mas tú los necesitas.
¿Habrá, mi niño, trabajo más hermoso, más bello
que el de una madre cuidando a su bebe “en su casa”?

imagen familia Pate
 
 

Desde la Soledad del Sagrario

 

 

 

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