domingo, 2 de septiembre de 2012

Papá y mamá… tan fácil que es la felicidad conyugal

 

El amor procura siempre
 la felicidad del amado
imagen de la web
 
Mientras escuchaba a un matrimonio amigos de mucho tiempo,  hablar sobre el matrimonio, mi mente se movía en un solo pensamiento. Pensamiento que compartí con ellos, aunque no sé, si ambos abundaron en el mismo… porque es algo que causa sorpresa y a veces malestar.

Mi pensamiento toma calor en mi mente: “El matrimonio esta cimentado en hacer “feliz al otro”… Te casas solo y únicamente porque lo amas y quieres hacerla o hacerlo feliz el resto de tu vida”…

¿Sabrán los novios que por eso se casan? ¿Sabrán muchos de los casados que ese debe ser la meta de procurar en todo momento?

Cuando la pareja se casa, la mayor de las veces solo piensa en ser feliz, no en procurar hacer feliz al cónyuge.  Sin embargo el trabajar y procurar este objetivo conlleva alcanzar la felicidad propia… porque si se ama de verdad el ver feliz al amado causa una felicidad plena.

Pero, ¿Qué sucede en las almas que son egoístas? No, no se les hace fácil si es que en algún momento han pensado en esta posible realidad para ellos. 

Hacer feliz al conyugue en todo momento, es agradar  a Dios. Si a Dios… porque Dios quiere que el matrimonio sea vivido como una respuesta de su amor a la Iglesia… su esposa  la Iglesia. Dios procura llevar por el camino de la felicidad a su esposa la Iglesia a la cual tanto ama. La pareja casada contemplando esto, e imitando el amor de Jesús por su esposa la Iglesia, tiende a procurar también, la felicidad de uno al otro…por el amor incondicional que siente a Jesús y entre ellos...  

Cuantas situaciones y problemas de convivencia, no se evitarían, si la pareja de casados tuvieran en mente siempre la felicidad del otro. Cuantos hogares serian más serenos, llenos de paz, llenos de amor, armonía y de felicidad… pero que pocos son los hogares donde la pareja procura este beneficio, esta virtud de morir a sí mismo para procurar la felicidad del otro… cuantos divorcios serian evitados, cuantas familias serian bendecidas con hijos sanos emocionablemente, sin traumas ni heridas porque papá y mamá les han sabido enseñar que el amor verdadero consiste en hacer feliz al amado… al gusto divino.

Desde la Soledad del Sagrario

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