lunes, 14 de julio de 2014

Pureza,Papá, pureza para mis hijos

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Hay, hoy en día, una necesidad apremiante, urgente en el seno de la Iglesia Domestica. Es la necesidad de procurar la santa pureza para los hijos… Se necesitan padres y madres decididos a cultivar la pureza en sus hijos… a enseñarles el valor infinito de poseer un alma sumamente pura, un cuerpo sumamente puro, una mente sumamente pura… Pureza de sentidos, pureza de obrar; simplemente pureza exquisita que embellece el alma,  manifestándose en un rostro hermoso, en modales, actitudes, vocabulario, todo perfumado con el sublime perfume de la santa pureza.  

En un mundo, donde las impurezas se presentan como parte implícita de la libertad humana, o simplemente como parte integral de una buena salud… nuestros niños son bombardeados por modas, música, bailes, películas, libros, vocabulario, aun los mismos juguetes que se les presentan hoy en día… todo…todo  que pueda llevarles a procurar alejarse lo más posible de la santa pureza.

La pureza en los niños ennoblece el alma, atrae la bondad, la ternura. Niños puros son niños cerca de Dios… cerca de la fascinación por la verdad, honestidad; dados a crecer en delicada caridad, dados a la amistad sincera, a la santa alegría, a la solidaridad.

Si, padres y madres católicos, hoy en día necesitamos cultivar en nuestros niños la santa pureza. ¿Cómo hacerlo en una sociedad cada vez cambiante? ¿Cómo hacerlo en una sociedad que procura a toda costa redirigir la mentalidad del niño a aceptar todo aquello que va en contra de nuestros principios cristianos, en contra de la virtud más hermosa: la santa pureza?

Las familias hoy en día necesitan, más que nunca, permanecer muy unidas, en un ambiente de fe, de amor, de oración y de sacramentos. Necesitan crear conciencia de quiénes somos y hacia dónde vamos. Crear conciencia de los valores y riquezas de las virtudes, tan deseadas por Dios en sus hijos; especialmente la santa pureza.

Hay que ir contra corriente en esta sociedad; con mucha perseverancia y santa prudencia… pero hay que embarcarse en la barca de la santidad protegiendo a nuestros niños… que son tesoros para una sociedad sana; tesoros para el cielo…

Les invito padres y madres católicos a tomar un momento en su trajín de vida y meditar en esto. Recordar que todo lo que se siembre con amor, dedicación en el terreno fértil del corazón de sus hijos, hasta la edad de 7 años, será cosecha en el futuro… aunque se desviaran… aunque resbalaran por la pendiente de las sociedades modernas… regresaran airosos al verdadero redil…

Madre santísima, intercede ante Tu amado Hijo, nuestro Señor Jesucristo, obtén para nuestras familias las gracias necesarias para cultivar en sus hijos la santa pureza, iniciando así el camino de la santidad. Mater en tus manos dejamos a nuestras familias católicas, a las familias del mundo… que la luz divina ilumine sus corazones, sus mentes y sus almas, para sembrar el amor de Dios en el corazón de sus hijos… siendo niños sumamente puros…

Desde la Soledad del Sagrario


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