jueves, 24 de julio de 2014

¿Un niño santo? ¿Y los padres como son?


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¿Que será ser padres de un niño santo? ¿Por qué unos padres pueden tener la gracia y la bendición de tener hijos santos?  ¿En qué estriba la diferencia de ese hogar al hogar de los demás?

Me parece que las respuestas a estas preguntas se unen en una sola respuesta: la fe…  Si, la fe vivida esplendorosamente por los padres. La fe que se transmite de padres a hijos desde que nacen. La fe cimentada, adornada,  alimentada en una vida de oración, de sacramentos, de virtudes, de “cara a Dios”… porque Dios les ha cautivado, les ha enamorado, les ha convencido.

 Esa es la gran diferencia de los hogares que viven una fe agradable a Dios. Una fe que destila un exquisito perfume en los hijos… hijos alimentados con la fe vivida, expuesta en todo momento por sus padres.
Los padres son ejemplo vivo a imitar para los hijos. Son modelos, modelos que van cultivando en los hijos los valores, la moral, las virtudes, las creencias, las costumbres, las tradiciones en sus hijos.

 Unos lo hacen con dedicación, con amor, con entusiasmo, con delicadeza, con esmerada perseverancia… Es un hogar,  que aunque existan penurias económicas, o el sufrimiento de la enfermedad, es un hogar que da gusto estar… hay una atmosfera de caridad, de fraternidad, de solidaridad entre padres e hijos.
 Otros lo hacen con la fuerza del genio, con incomprensiones, con malos ejemplos, con contradicciones entre el obrar y el predicar una fe debilucha,  tambaleante, sin raíces, sin agarre… por el paganismo que les ha seducido el corazón.  El hogar es frio, con una atmosfera pesada e indiferente… no da gusto estar en él… al contrario los hijos prefieren estar siempre afuera…

Miremos la historia, abrimos el libro en la página de un hogar caluroso en el amor a Dios.  Si, un hogar que nos puede dar pistas de cómo son los padres que poseen la gracia de tener un hijo santo…



Nos trasportamos en el tiempo, al año  1890 en el pueblo de Corinaldo (Italia), en la provincia de Ancona.  Miremos el hogar de la santa María Goretti.  Sus padres eran Luigi Goretti y Assunta Carlini. Una pareja humilde, sumamente pobres, pero con unos corazones que ardían en amor… amor a Dios… amor el uno al otro… amor a sus 6 hijos. 

Vemos aquí un aderezo en este hogar muy importante… el amor.  El amor que hoy en día a dado paso al egoísmo.  El amor es ese complemento que salva a la familia de la tragedia  del pecado.  Cuando desgraciadamente se cae en “un amor propio” cultivado  y enseñado por sus padres. ¿El resultado?  Es el   desplazamiento de  los miembros de la familia de los corazones, dando paso al egoísmo, la envidia, los celos, la venganza, entre tantos defectos y pecados.  El hogar se convierte en un campo de batalla…cuando falta la sal… que es el Amor… 

Los padres de Maria Gorreti, Luigi Goretti y Assunta Carlini, eran campesinos. Una pareja humilde, temerosos de Dios. Que llevaban la fe con pureza de corazón, enseñándoles a sus hijos que Dios vale la pena. Que esta vida no es duradera, que hay una eternidad que conquistar.  Dios siempre Dios ante todo… que bien lo aprendió María…

Eran pobres, si, eran pobres,  pero generosos con todo el que necesitara ayuda, dados a compartir lo poco que tenían. De esta forma les ensenaban a los hijos que Dios proveía siempre, además de la necesidad de compadecerse de los más necesitados, porque siempre iba a ver alguien con mayor necesidad, aunque ellos eran pobres.

Contrarresta esta actitud con la actitud de tantos padres de hoy en día,  que les enseñan a sus hijos a no compartir… mucho menos a acercarse a aquellos que mendigan un poco de pan… unas monedas… Hay padres que les enseña a sus hijos a huir de estas personas… o de estos niños… los niños de la calle.
Les enseñan con el ejemplo…van en el carro, se acerca un mendigo pidiendo ayuda. ¿Qué ven los hijos en los padres?  ¿Qué respuesta escuchan?  Una frase mal sonante, una maldición, una queja ruidosa e inmisericordiosa. Un gesto de indiferencia, o pero aun, de coraje. Y hay quien muestra miedo y repugnancia. ¿Qué aprende los hijos?  La inmisericordia para con los pobres, los más necesitados… aunque Cristo nos pide “misericordia”  y amarnos unos a otros como Él nos ama.

A los diez años, María y su familia sufren la tragedia de la muerte del padre, del proveedor de la casa. Este enferma de Malaria.  Las cosas cambian para la familia. La madre tiene que irse a trabajar, María Goretti se hará responsable de los quehaceres del hogar y del cuido de sus hermanos. Recordemos que ella es la segunda… y es aun una niña.

María, se hace cargo con una madurez asombrosa. Ella entiende perfectamente la urgencia de su madre de irse a trabajar. Entiende su deber como hija de ayudar no solo a su madre sino también a sus hermanos. ¿Qué hace? Lanzarse a la aventura de ser una pequeña ama de casa y una pequeña madre para sus hermanos.  Hace todo con amor, con despliegue de amor.  Lleva todo sus actos a elevarlos en una ferviente oración…

La alegría es el derroche de felicidad en el corazón de María.  Todo lo hace con entusiasmo, sin quejas, con verdadero gozo… Ve a Dios en todo… ve la caridad como algo esencial en sus vidas.  Tiene pena por el sacrificio de su madre. Hace su parte para que su madre este tranquila y a la vez sus hermanos estén bien.  ¿Qué edad tiene? Tan solo diez anos… y ya tiene la carga de la responsabilidad del hogar, de los hermanos… pero María Goretti da la medida… la medida de la generosidad en el amor… ella se compromete y sale airosa en sus deberes y responsabilidades diarias… consolando así a la madre… consolando así a Dios que la mira con beneplácito.

Cuenta su madre, que María, aun en medio de sus responsabilidades diarias,  seguía rezando y asistiendo a sus cursos de catecismo. Cuenta  como María amaba el Santo Rosario, le era muy necesario rezarlo a menudo.  Un dato curioso,  lo llevaba siempre enrollado alrededor de la muñeca.  

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Pero, ¿de dónde le nace el horror al pecado?  De la  contemplación del crucifijo.  El crucifijo era una fuente donde ella bebía día a día, en esa contemplación de los dolores y el amor de Cristo por ella, por todos… He aquí, de esta meditación diaria que nace en ella un horro profundo por el pecado… En el catecismo había aprendido lo que significaba el pecado… pero en la meditación al crucifijo había descubierto los detalles del Amor de Dios… había comprendido que el pecado nos arrebata a Dios del corazón, alejándonos de Él…y esto era mucho para ella que amaba con locura a Dios.

María Gorreti hace su primera comunión a las once anos. ¿Cómo es este momento sagrado en la vida de esta niña?  Miremos su ideal de vida, ideal concebido  ante este augusto sacramento.  María hizo el firme propósito de nunca pecar… Así como Santo Domingo Savio, joven que también poseía el mismo ideal de vida… María responde a su amado Jesús de esta forma: “Antes morir que pecar, mi Dios”…

Este pensamiento, este propósito, este ideal de vida se hizo fuego en su alma… no era algo momentáneo causado por la euforia de la primera comunión. No… era una determinación que hacía con el fuego del Amor a Dios.  Dios acepto esta entrega incondicional de su alma pequeña y agradable a Dios… regalándole la fortaleza necesaria en aquel momento justo de su vida… en que se vería forzada a renovar con su sangre…

Cuantas niñas hoy en día, en tantos hogares se les cultiva para vivir una vida camino a las impurezas.  Cuantas madres les ensenan a sus bebitos, a sus hijas pequeñas, a bailar bailes deshonestos, a moverse sensualmente, a vestirse indecorosamente… y es una fiesta para los adultos de la familia.  No saben que se les pedirá cuenta por todo esto… la eternidad de sus hijos está en juego…  Cuanta ignorancia atrevida… Dios les conceda luz en medio de las tinieblas paganas en que viven… por el bien de sus hijos…

María, niña sumamente pura, sumamente hermosa por el alma que poseía,  alma llena de la presencia divina… despierta en el joven Alejandro Serenelli, quien trabajaba en la misma finca donde vivía María,  sentimientos de amor y de pasión desordenada.

Mientras María se dedicaba a vivir de “cara a Dios”, Alejandro Serenelli, joven de 18 años, se dedicaba a leer libros con lecturas impuras.  Enamorado locamente de María, con la mente llena de impurezas buscaba toda oportunidad de seducir a María con proposiciones deshonestas. 

María, niña de doce años, con el firme propósito de no pecar jamás, conociendo el significado de pecado, conociendo la injuria que se hace al pecar, aun más con un pecado de esta índole, María se mantiene firme en su negatividad. Siempre le hace saber a Alejandro que lo que piensa y propone es pecado, va en contra de los mandamientos de Dios.

Ante la negatividad de María… ante  la ceguera de Alejandro,  este se siente sumamente despreciado por María… obsesionado se deja llevar por sus sentimientos  que le debilitan su voluntad y ciegan su razón.

El demonio ha entrado en acción. El demonio va tejiendo su telaraña para hacer caer más bajo a Alejandro y trata de llevarse enredada a María Gorreti… ¿Qué sucede?  La tragedia llega a la familia de María… pero tragedia que se convierta en frutos de santidad.  Inconcebible para la mente humana de hoy en día donde se tiene derecho a todo.

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En un descuido, Alejandro sube a la casa de María Goretti, lanzándose sobre ella,  forcejean, María grita pidiendo ayuda… nadie la escucha… pide ayuda a Dios… le suplica a Alejandro diciéndole que es pecado… se resiste… Alejandro ciego por la pasión enfermiza le propina catorce puñaladas en todo su cuerpo, cuerpo puro, que se convierte en una patena ofrecida a Dios… porque…” antes morir que pecar”… sonaba el eco de este ideal, con la fuerza del amor, en el corazón de la pequeña…


Dios concede un milagro mayor a esta vida heroica de nuestra pequeña y grande  María Goretti.  Para asombro de todos, no muere inmediatamente la niña.  Es llevada al hospital, y en el hospital es intervenida quirúrgicamente… pero… oh Dios… para mayor dolor y mayor derrame de gracias…por falta de anestesia la  operaron sin anestesia…

¿Quién puede resistir un dolor semejante? ¿Quién puede en ese momento ofrecerlo todo…sus dolores… su sufrimiento… ofrecerlos a Dios… con tanto amor, con tanto deseo… con tanto fuego en el corazón?    Solo las almas pequeñas que se han cultivado en el amor de Dios, día a  día, hora a hora… desplegando el cultivo de las virtudes como un hermoso arcoíris que brilla en el cielo del diario vivir…

María, lo hizo… María fue una mártir   hasta el último instante de su vida… María nos enseño a todos lo que es amar a Dios y amar a los enemigos… María nos enseño que Dios es primero que nada…

Antes de morir, María recibe la gracia de la comunión y el sacramento la unción de los enfermos… Dios viene a darse a su alma pura en el momento que más lo necesitaba…

María, con Dios en su corazón, hace un gesto de amor incondicional, heroico, trascendental… ella públicamente  perdona de corazón a Alejandro… pero aun más que perdonarlo… deseo de corazón que Alejandro estuviera con ella en el paraíso… volviéndose a Dios… le pide a Dios que le perdone porque ella también le ha perdonado.  Cuanta caridad para con los enemigos… que ejemplo a emular…

¿Y la madre?  La madre ante las palabras de la hija, perdona a Alejandro también… La madre responde con generosidad  al llamado de Dios, de amar a nuestros enemigos… La madre se siente comprometida a orar por la conversión de Alejandro… pues su hija desea su salvación…

Cuantos asesinos de la pureza no tienen la respuesta de la víctima, ni de la familia, que les lleve a recibir una conversión radical. Cuantos sátiros mueren sin tener a nadie que ore por ellos, se sacrifique por su conversión.  Mueren renegando de Dios y de todos… porque la amargura del pecado les domina.

¿Y Alejandro?  Un día el obispo se siente movido a visitarlo en la cárcel.  Lo 
recibe de mala gana. Sin embargo se abren los recuerdos en su mente, en su corazón… recuerda a María, su heroísmo por salvar su pureza, su heroico perdón, su bondad. Además piensa en la misericordia divina pues el Obispo le habla de ella…Esta conmovido hasta el tuétano… al quedar solo de nuevo… todo en él se desata en llanto, un llanto que le hace bien a su alma… es el desahogo de un corazon endurecido que comienza a ablandarse, a entender, a crear conciencia de los hechos, a sentir un vivo arrepentimiento.  Dios obrando… el alma dejándose en manos divinas… el fruto de la oración… el fruto del perdón…dándose a manos llenas.

Otra gracia le esperaba a Alejandro… esta vez un  sueño de grandes bendiciones… María se le aparece en sueño… ella está  recogiendo flores en un prado y luego ella se acerca a él y se las ofrece.  Milagro… milagro… otro milagro en la vida de Alejandro se da… Este al despertar ya no es el mismo… la gracia lo ha conquistado… cambia totalmente y se convierte en un prisionero ejemplar. Ha recibido la gracia de la conversión.  Ha sido dócil a la gracia recibida, abriendo su voluntad y su alma para recibirla.


Alejandro se decide a escribirle  a Mons. Blandino, el obispo que lo había visitado, abriendo su corazon de par en par, confiando en la misericordia divina:
"Lamento sobre todo el crimen que cometí porque soy consciente de haberle quitado la vida a una pobre niña inocente que, hasta el último momento, quiso salvar su honor, sacrificándose antes que ceder a mi criminal voluntad. Pido perdón a Dios públicamente, ya la pobre familia, por el enorme crimen que cometí. Confío obtener también yo el perdón, como tantos otros en la tierra".
Se arrepiente de corazón… cambia de vida… cambia de actitudes… se bautiza,  recibe los sacramentos… comienza una vida nueva para el, aun dentro de la cárcel… sus compañeros confinados quedan asombrados del cambio… la gracia actuando… las oraciones recogiendo la cosecha abundante.

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A los 27 años, de estar en la cárcel, sale libre. Va en busca de la madre de María Goretti…es Noche de Navidad…  al encontrarla le pide perdón con abundantes lagrimas y un corazon compungido… Alejandro necesita el perdona de ella… Ella le concede el perdón, ¿Cómo no dárselo?... su propia hija le había perdonado en la agonía… además es de Dios perdonar, y perdonar de corazon… ella lo sabía muy bien.  Esa misma noche van juntos a la Santa Misa y comulgan juntos… los amigos, los vecinos están confundidos y maravillados… ¿Cómo puede ser? ¿Cómo puede ella perdonar al asesino de su hijo? ¿Cómo puede hablarle, mirarle a los ojos, abrazarlo como si nada hubiera pasado? Es inconcebible para muchos… para otros es una bendición la respuesta de ella,  el perdón suplicado por el… es una bendición del cielo.  Y nosotros, ¿cómo reaccionaríamos? ¿En cuales sandalias nos colocamos?


¿Y Alejandro? ¿Qué fue de su vida ya libre? Alejandro se da a Dios como nadie… Vive en un convento de capuchinos,  será el hortelano del convento…viviendo una vida ejemplar… más tarde, ya convencidos los capuchinos de su verdadero cambio de vida… de su amor a Dios… lo admitirán en la orden tercera de San Francisco… donde morirá dando ejemplo de lo que es un alma arrepentida de corazón de sus pecados…


La alegría del cielo no se haría esperar…en el regreso de Alejandro a “casa”  el estallido de alegría y gozo ha sido inmenso… el estrepitoso grito de rabia y odio en el infierno, por haberse escapado, hizo temblar el infierno… no lo dudo…

Cerramos la página de esta historia santa con el deseo de ver muchos hogares siendo cuna de santidad para sus hijos… Mater, ayúdanos…

Desde la Soledad del Sagrario. 


               La familia de Maria Goretti en la canonización de Maria en Roma. 
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La hermana menor de Maria Goretti, Teresa Goretti. 

1945-1925 marzo - Pío XII reconoce la autenticidad del martirio de Santa María Goretti.



 Pablo VI, en frente de Santa María Goretti 14 de septiembre 1969




Juan Pablo II rezando en el Santuario de Neptuno el 01 de septiembre 1979


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