lunes, 9 de marzo de 2015

Esposa y Madre… sublime vocación…no te la dejes robar...



Todo está con cristal con que se mire.  Si miras con el cristal de las feministas, encontraras que todo está mal…

Si miras con el cristal de los santos, encontraras que todo te lleva a la santidad.
Y es que hace un tiempo veo la misma estrofa con diferentes dibujos. La misma idea sonando en tantas mujeres que gustosas se apuntan para su número de conquistadas.
El mensaje sirve para conquistar adeptos a la campaña de “libérate del yugo de la casa”.  Y continua el mensaje con la idea: “vete a parrandear, a divertirte, a buscar quienes te aprecian y valorizan lo que eres, lo que vales.”…

Y el mensaje te va endulzando, abriéndote la razón, presentándote todo un mundo exterior fuera de las cuatro paredes del hogar, esperando por cada mujer dedicada al hogar.

¿Pero es un verdadero mensaje para pesar, aceptar, y seguir?? Analicemos el mensaje: el mensaje dice:

“Mujeres agarrar calle, porque la casa embrutece, envejece y nadie te lo agradece.”

“Mujeres agarrar calle”  Invitación a salir del hogar, porque la casa es el hogar de la familia, y tu mujer eres la administradora de esa empresa cotidiana que es el hogar. Tienes un horario a cumplir. Que se extiende, pues sí, porque eres la administradora del hogar. Administradora de corazón. La que lleva el timón de esa gran empresa que es tu hogar, tu familia. La que diseña y planifica las actividades del hogar.


Tú llevas una agenda, porque eres la ejecutiva de esta hermosa empresa que Dios te ha dado. Una agenda de trabajo, con todos los pormenores y detalles… Nada se te escapa… todo está debidamente calculado, claro, dejando un espacio libre y aceptable para esos momentos que surgen donde la improvisación no se hace esperar. Es cuando surgen esos pequeños momentos de familia, donde hay que apagar la estufa y salir con los niños a una actividad, que no se tenía prevista, pero que ha surgido como una necesidad.

Tu mujer eres el corazón de tu hogar, de tu familia. Sin ti se derrumba la casa, el hogar, la familia. ¿Lo has pensado alguna vez?

No solo eres administradora, eres un poco sicóloga, para llevar a los niños por el camino que deben seguir, encaminándolos hacia una educación correcta, una fe amada y aceptada, vivida intensamente. Porque eres la mamá que apoya a sus hijos en todo lo que es correcto, la que seca sus lágrimas, la que aconseja, la que amonesta, la que escucha en silencio, la que conoce cuando están enfermos, cuando algo grave les pasa.
Eres la ecónoma del hogar; la facilitadora en la comunicación, entre los niños, entre papá y los niños; un poco abogada, defendiendo siempre los intereses de la familia; un poco artista, pues tienes que hacer malabares para tener la comida justo a tiempo, gustosa y apetecible al resto de la familia, entre tantas cosas.  

Eres un poco decoradora pues te las ingenias para que el hogar siempre este bonito, agradable, con solo propósito de que la familia “le guste estar en casa”.
Un poco chef internacional… como no buscar recetas apetecibles y sanas, que lleven salud a la familia… Cuantos cuadernos llenos de recetas. Cuantos inventos en la cocina y con el rezo a la Madre Celestial que quede sabroso y gustoso la comida. Chef, repostera, panadera, de todo en la cocina de casa, porque la familia es lo primero… y el corazón se desborda en todo lo que hace.

Eres un poco inventora pues creas con poco dinero, cosas hermosas para el hogar, para tus niños, para tu esposo, para ti.  En las fiestas de cumpleaños, esas fiestas intimas, sabes cómo sorprenderlos con pequeños detalles, con un exquisito y sabrosas golosinas y comida que haces derramando tu corazón en todo… porque son ellos tu tesoro más apreciado.

Para una mujer con Dios en su corazón, el hogar es un campo inmenso de trabajo, donde hay que sembrar buena semilla, abonar y cosechar para ese futuro hermoso que se aproxima… mientras que Dios va bendiciendo una a una, todo nuestro trabajo.
La invitación de “mujeres agarrar calle” no es una invitación de alguien que tiene a Dios en su corazón.  Así como la joven renuncia a todo, y se consagra de por vida a Dios en el claustro… así las mujeres al casarse renuncia a su vida de sortera, para dedicarse en cuerpo y alma a su nueva vocación, ser esposa y madre.  Vocación que no ñe con el trabajo de la calle, si le toca salir a trabajar. Sera un poco más sacrificada pero nunca imposible. Vocación a tiempo completo para las que deciden quedarse en casa.  Cuantas conozco que son plenamente felices, administrando y cuidando del hogar, de la familia. Porque el hogar es el medio de ellas santificarse. No porque sea de dolores y cruces, sino porque es la vocación a la cual han sido llamadas a vivir, conquistando la santidad para ellas y para sus familias.

“Mujeres agarrar calle”  La primera mujer por excelencia que conoció y desempeño su vocación de madre y esposa al gusto divino. ¿Quién fue? La Santísima Virgen María.  Una buena modelo a imitar.  Y en esos tiempos, debió de ser muy sacrificado el hogar, los quehaceres domésticos, y todo lo que envuelve el desempeño de una buena ama de casa.  ¿Sería María Santísima, una de las que correría tras la invitación de “agarrar calle.”?

…porque la casa embrutece… Embrutece la casa si la mujer no procura educarse e informarse correctamente, bien sea, con la lectura, libros que ayude su conocimiento intelectual, periódicos. Documentales educativos, noticias de los acontecimientos mundiales. En la Iglesia perteneciendo a algún grupo apostólico, como familia, están la Familia de Jesús, muy buenos. Esta el movimiento de Schoenstatt. Están los de Emaús. Entre tantos. 
Tantos talleres de manualidades que dan gratis, en los pueblos. Y ahora con la internet, cuantas clases gratis de manualidades dan en You tube. Tan fáciles de seguir. Todo está en tener voluntad y creatividad, si es el momento y es de Dios, las puertas se abren, facilitando participar en tantas actividades sanas.

… envejece y nadie te lo agradece.  La casa no envejece… envejece el mal humor; envejece el odio siempre en aumento y la envidia enfermiza; envejece el estar peleando día y noche, por cualquier motivo; envejece el egoísmo raspante, la soberbia a flor de piel, la pereza y el disgusto a todo, las malas crianzas; envejece la critica constante y destructora de reputaciones. Envejece la mala voluntad, el cerrar los oídos y solo tenerse lastima y pena de si mismo… Estas cosas envejecen prontamente.
Conocía a una señora de 90 años, que parecía de 65. Su rostro era un reflejo continuo de bondad. Había que verla tan ágil en su casita, casita pequeña que mantenía tan arregladita y tan limpia. Para ella todo el mundo era bueno. Para ella siempre había una disculpa que hacer para el prójimo, cuando este mostraba falta de caridad. Su mirada limpia como una cascada de agua… transparente… su alegría era un derroche en el alma… Madre de tantos hijos, que había perdido la cuenta… suyos y adoptados… Siempre fue ama de casa, con la alegría desbordante de saber el deber cumplido con toda el alma…


Como esta señora, encontramos a tantas jóvenes hoy día, que vive su vocación de esposa y madre con una alegría delirante, con una responsabilidad al deber cumplido, envidiable… Ellas jamás pensarían aceptar una invitación como esta propone.

…y nadie te lo agradece
Esto es una mentira… una mentira enorme… ¿Nadie agradece tu labor, tu dedicación, tus sacrificios, tus lágrimas, tu morir en el surco del diario vivir dando lo mejor de ti, por la familia???  Es una mentira pensar que nadie lo agradece… porque Dios lo agradece, lo bendice y lo premia… y eso debe bastar a todas… De que vale que tu esposo, tus hijos te agradezcan y por el otro lado Dios este apenado porque no has dado lo mejor de ti… tu corazón en esa vivencia como esposa y como madre… En la balanza de la vida, lo que importa es que Dios este a gusto con nuestra vida… eso nos debe llenar de una alegría desbordante, delirante, explosiva en frutos de caridad exquisita.

Pero habrá quien diga, “sor usted esta equivocada”, la vida del hogar no es asi.  Y yo simplemente les contestare… Si, lo es, porque yo soy fruto de un hogar asi… Mi madre era sabia, muy sabia. De una fe solida… Mi madre se dedico a su vocación de esposa y madre con toda el alma. Con Dios en el corazon se dio día a día, minuto a minuto, por el bienestar físico, emocional y espiritual de los suyos.


Ella fue una gran administradora, fue abogada, fue sicóloga, fue amiga, fue ecónoma, fue maestra, fue confidente, fue facilitadora de la comunicación con papá, fue una gran cocinera, el derroche de alegría de nuestro hogar era mami… Cuando ella, por enfermedad, por estar hospitalizada no estaba en casa, la casa era insoportable… faltaba el corazón de la familia… faltaba mi madrecita… Ella llenaba cada rincón del hogar… Siempre dispuesta a que el hogar fuera eso, hogar… que los suyos se sintieran a gusto, que nadie quisiera estar en la calle a estar en casa…

Mi madre amaba ser “ama de casa”… hasta el último minuto de su vida… Ella, es mi mejor ejemplo de lo que es una mujer, con Dios en su corazón y su mirada puesta en su familia…

Mi madre siempre estaba ahí, para lo que necesitáramos. Siempre con una sonrisa, con la mirada que penetraba el alma, dejando al descubierto lo que ya adivinaba…venia la amonestación, o el castigo dependiendo de lo grave que fuera la desobediencia.

Con los brazos abiertos para correr a ellos y llorar nuestras penas… Dispuesta a escuchar en silencio. Dispuesta a defender a sus hijos y a su esposo como una leona… pero con las armas que Dios nos da… la oración intensa, los sacramentos vividos intensamente… luego la acción correcta, si tenía que hacerlo. Mujer prudente. Mujer de sabios consejos para todo el que viniera a buscar ayuda.  Mujer de pocas palabras pero palabras que dejaba eco en el alma.

No, ese mensaje que anda seduciendo a tantas mujeres cristianas no es correcto…


Desde la Soledad del Sagrario

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