jueves, 21 de enero de 2016

¿Por qué no caí?



Contaba una joven señora, con asombro y a la vez que un gesto de suma gratitud.  Decía la joven, que siendo estudiante de universidad, había en su círculo de amistades toda variedad de personas. Amigas y amigos que le proponían con mucha presión, que iniciara el camino de la drogas o de la promiscuidad. 

Ella contaba que sentía en su interior un rechazo que desembocaban en un NO, tan fuerte y serio que terminaban dejándola sola. Decía con tristeza que muchas de sus amigas de escuela superior, toda una vida escolar, desde kínder hasta cuarto año, unidas participando de tantas experiencias, habían terminado por el camino de las drogas, del alcohol, de la promiscuidad. Niñas bellas, de buena familia, que envejecieron de la noche a la mañana, perdiendo estudios y una vida que le sonreía en promesas de un mañana distinto. Ellas habían sucumbido y caído por el camino de la esclavitud y de la desdicha.

¿Por qué yo no?  ¿Qué me había guardado de caer? Mirándonos nos decía… la oración de mi madre…. Ella oraba día y noche por mi… Ella evito que cayera… Ella se encargó de guardarme con su santo rosario… Ella confió en que la Madre del Cielo me guardaría bajo su manto defendiéndome de toda tentación. Termine mis estudios con notas excelentes, me gradué. Todo debido a mi madre que procuro lo mejor para mi… protegerme con la oración.
Y esta joven tenía toda la razón… 

La oración de una madre decidida a defender a sus hijos desde la distancia, es recompensada. Ella uso el flagelo del Santo Rosario para tener a raya los enemigos del alma que movían sus fichas para robarle la pureza, la fe y la vida a su hija. Fue una madre confiada. Fue una madre prudente. Fue una madre decidida que lucho en el frente de batalla por el alma, el cuerpo y el porvenir de su hija… sabía que la victoria era un hecho. Confió y logro que su oración y confianza se vieran colmada de bendiciones… Su hija salió vencedora en el campo de batalla de la universidad, donde tantos jóvenes pierden todo, valores, moral, sanas costumbres, virtudes y un porvenir sano como ciudadanos de provecho para la sociedad y para la Iglesia.

Madres, padres, tomad el santo rosario… defended a vuestros hijos de las trampas, astucia y locuras de esta sociedad cambiante que quiere destruir a vuestros hijos con costumbres mal sanas, equivocadas, con valores que destruyen, con la ausencia de Dios en el alma… En sus manos está la salvación de sus hijos…


La pequeña de Dios

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