QUIERO ALMAS…DADME ALMAS… ¿Por qué? ¿Para qué?
¿Quién te ha enseñado esto?
¿Qué puede llevar a las almas a desear con
toda el alma que Jesús les regale la gracia de compartir sus dolores, su
sufrimiento… un poquito de su pasión y su martirio?
¿Por qué en ese constante
deseo en tantas almas santas o en camino a la santidad?
¿Qué es lo que vislumbran
estas almas que las demás no nos percatamos ni remotamente pensamos en ello?
Es un misterio que solo
podemos encontrar las respuestas en el amor… el que ama de verdad quiere
compartir todo lo que el ser amado vive, siente… sea su alegría o su pena…
El que ama no se cansa de
vivir para el amado… de buscar siempre complacerlo… de sentir la necesidad
apremiante de solidarizarse en su dolor, en sus sufrimientos, en sus momentos
de “fracaso”… o de victoria. Y si esto
se vive intensamente en el plano humano… como no ha de vivirse a mayor grado en
el plano divino en cuanto y tanto el alma se ve enamorada de Jesús… vive ese
amor nupcial entre Dios y el alma.
El esposo divino en ese
amor gratuito da la vida por su esposa las almas… entonces esa esposa que es el
alma… viendo y comprendiendo la magnitud de ese amor divino… responde desde la
gratitud plena volcada en la acción de vivir un poco de ese amor tan rico que
se manifiesta en el misterio insondable de Pasión de Cristo.
Y es aquí que vemos tanta
almas que en un grito de amor incomprendido por los demás pero aceptable y
agradable al Sagrado Corazón de Dios… gritar con toda el alma… su deseo de
beber de ese Sagrado Cáliz simplemente por Amor al Amado…amor que se traduce en
actos de gratitud…
Y es aquí donde
descubrimos a tantos niños santos vivir esta experiencia de amor con Jesús
Crucificado por amor a Dios… por amor a las almas… Y lo vemos muy claro en la
sencillez de las palabras de nuestra pequeña Nenolina. Ella nos dice:
Querido
Jesús Crucificado yo Te quiero tanto y Te amo tanto Yo quiero estar contigo en
el Calvario y sufro con alegría porque sé que estoy en el Calvario.
Mirad como esta niña tan pequeña,
suplica a Jesús Crucificado que la deje estar con Él en el Calvario. Ni a ti ni
a mí se nos ocurriría decir algo semejante. ¿Oh sí?
Reconoce que sufre mucho…
reconoce que el dolor de la enfermedad es grande… y a la vez reconoce que ha
unido su cruz de la enfermedad a la pasión del Amado… de Cristo…
Ella acepta el dolor,
ella acepta la enfermedad… ella le da sentido sobrenatural a sus dolores… ella
carga su cruz y se va corriendo detrás de Cristo… a voz en grito, a voz en
grito… “Espérame… te alcanzo… estoy contigo… miradme… aunque hay lágrimas en
mis ojitos… mirad mi corazón, mirad mi rostro… estallan de alegría… porque
estoy pisando tus huellas, estoy agradeciéndote con estas migajitas, el inmenso
amor que has tenido conmigo, con todos… has dado tu vida por mi… yo ahora la
voy dando por ti… en este pequeño e insignificante dolor…”
Sublime alma tan pequeña que
le ha robado el corazón a Dios… ¿Te imaginas como Dio se enternece al leer una
carta tan sencilla y tan profunda en dimensiones del amor?
Pero las almas no se
queda solo en compartir la Pasión de Cristo… dan sentido y fruto también a su pequeña
pasión… miremos las palabras de Nenolina dirigidas a Cristo…
Querido Jesús yo sé que tú sufriste tanto en la Cruz y yo
esta semana de Pasión quiero sufrir contigo, quiero sufrir por las almas que lo
necesitan, para que se conviertan.
Semana de Pasión…semana
de dolor… semana de grandes bendiciones sobre la humanidad… semana de recogerse
para sorprenderse, admirarse y estallas en un llanto silencio de amor y
gratitud ante tantas muestras divinas de amor con la humanidad.
Y Nenolina lo
reconoce y quiere dar una respuesta inmediata que trascienden todos los limites
humanos para llegar a lo más sublime del martirio… entrega total a Dios…
‘…quiero sufrir contigo, quiero sufrir por las almas que
lo necesitan, para que se conviertan.’
Y es una niña de
apenas cuatro a seis a~os que se dedica a escribir cartas a Dios. Una niña que
ha aprendido el secreto de la vida heroica gastada a los pies del Crucificado… amándolo,
y dejándose amar por Él… compartiendo su pequeña migaja de dolor, de pasión, en
el océano misterioso de su adorable e incomprensible pasión…
Ella reconoce el
sufrimiento de Cristo en la Cruz… ella sabe de sus lágrimas, de su amor
incomprendido, de su amor que brota a borbotones por las almas, ella ha visto y
ha sentido el amor de Dios, la queja divina… ha sonado en sus oídos y en su
corazón de niña… y a respondido… quiere ayudar a Jesús a salvar almas… se lanza
como co-redentora con el Redentor Divino Jesucristo.
Ha probado de la sed
divina de salvar a las almas y se ha lanzado en esa aventura de Amor… solo y
simplemente por devolverle a Dios a las almas… por devolver las almas a Dios…
¿Tu y yo nos
preocupamos por esto? ¿Tú y yo nos gastamos a este grado de amor?
¿Vivimos nuestro
amor a Dios a esta altura de heroicidad? O pensamos que habrá todavía tiempo
para llegar a vivirlo, que ahora es muy temprano para un compromiso de esa índole…
En esta Cuaresma que
vamos a iniciar reflexionemos en las palabras de Nenolina dirigidas al Cristo
de la Pasión… hagamos un alto para meditar en ella, en nosotros…
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