viernes, 17 de febrero de 2012

¿Quién te ha enseñado esto?


QUIERO ALMAS…DADME ALMAS… ¿Por qué?  ¿Para qué?   ¿Quién te ha enseñado esto?

¿Qué puede llevar a las almas a desear con toda el alma que Jesús les regale la gracia de compartir sus dolores, su sufrimiento… un poquito de su pasión y su martirio? 

¿Por qué en ese constante deseo en tantas almas santas o en camino a la santidad?

¿Qué es lo que vislumbran estas almas que las demás no nos percatamos ni remotamente pensamos en ello?

Es un misterio que solo podemos encontrar las respuestas en el amor… el que ama de verdad quiere compartir todo lo que el ser amado vive, siente… sea su alegría o su pena…

El que ama no se cansa de vivir para el amado… de buscar siempre complacerlo… de sentir la necesidad apremiante de solidarizarse en su dolor, en sus sufrimientos, en sus momentos de “fracaso”… o de victoria.  Y si esto se vive intensamente en el plano humano… como no ha de vivirse a mayor grado en el plano divino en cuanto y tanto el alma se ve enamorada de Jesús… vive ese amor nupcial entre Dios y el alma.

El esposo divino en ese amor gratuito da la vida por su esposa las almas… entonces esa esposa que es el alma… viendo y comprendiendo la magnitud de ese amor divino… responde desde la gratitud plena volcada en la acción de vivir un poco de ese amor tan rico que se manifiesta en el misterio insondable de Pasión de Cristo.

Y es aquí que vemos tanta almas que en un grito de amor incomprendido por los demás pero aceptable y agradable al Sagrado Corazón de Dios… gritar con toda el alma… su deseo de beber de ese Sagrado Cáliz simplemente por Amor al Amado…amor que se traduce en actos de gratitud…

Y es aquí donde descubrimos a tantos niños santos vivir esta experiencia de amor con Jesús Crucificado por amor a Dios… por amor a las almas… Y lo vemos muy claro en la sencillez de las palabras de nuestra pequeña Nenolina. Ella nos dice:

Querido Jesús Crucificado yo Te quiero tanto y Te amo tanto Yo quiero estar contigo en el Calvario y sufro con alegría porque sé que estoy en el Calvario.

Mirad como esta niña tan pequeña, suplica a Jesús Crucificado que la deje estar con Él en el Calvario. Ni a ti ni a mí se nos ocurriría decir algo semejante. ¿Oh sí?

Reconoce que sufre mucho… reconoce que el dolor de la enfermedad es grande… y a la vez reconoce que ha unido su cruz de la enfermedad a la pasión del Amado… de Cristo…

Ella acepta el dolor, ella acepta la enfermedad… ella le da sentido sobrenatural a sus dolores… ella carga su cruz y se va corriendo detrás de Cristo… a voz en grito, a voz en grito… “Espérame… te alcanzo… estoy contigo… miradme… aunque hay lágrimas en mis ojitos… mirad mi corazón, mirad mi rostro… estallan de alegría… porque estoy pisando tus huellas, estoy agradeciéndote con estas migajitas, el inmenso amor que has tenido conmigo, con todos… has dado tu vida por mi… yo ahora la voy dando por ti… en este pequeño e insignificante dolor…”

Sublime alma tan pequeña que le ha robado el corazón a Dios… ¿Te imaginas como Dio se enternece al leer una carta tan sencilla y tan profunda en dimensiones del amor?

Pero las almas no se queda solo en compartir la Pasión de Cristo… dan sentido y fruto también a su pequeña pasión… miremos las palabras de Nenolina dirigidas a Cristo…

Querido Jesús yo sé que tú sufriste tanto en la Cruz y yo esta semana de Pasión quiero sufrir contigo, quiero sufrir por las almas que lo necesitan, para que se conviertan.

Semana de Pasión…semana de dolor… semana de grandes bendiciones sobre la humanidad… semana de recogerse para sorprenderse, admirarse y estallas en un llanto silencio de amor y gratitud ante tantas muestras divinas de amor con la humanidad.

Y Nenolina lo reconoce y quiere dar una respuesta inmediata que trascienden todos los limites humanos para llegar a lo más sublime del martirio… entrega total a Dios…

‘…quiero sufrir contigo, quiero sufrir por las almas que lo necesitan, para que se conviertan.’

Y es una niña de apenas cuatro a seis a~os que se dedica a escribir cartas a Dios. Una niña que ha aprendido el secreto de la vida heroica gastada a los pies del Crucificado… amándolo, y dejándose amar por Él… compartiendo su pequeña migaja de dolor, de pasión, en el océano misterioso de su adorable e incomprensible  pasión…

Ella reconoce el sufrimiento de Cristo en la Cruz… ella sabe de sus lágrimas, de su amor incomprendido, de su amor que brota a borbotones por las almas, ella ha visto y ha sentido el amor de Dios, la queja divina… ha sonado en sus oídos y en su corazón de niña… y a respondido… quiere ayudar a Jesús a salvar almas… se lanza como co-redentora con el Redentor Divino Jesucristo.

Ha probado de la sed divina de salvar a las almas y se ha lanzado en esa aventura de Amor… solo y simplemente por devolverle a Dios a las almas… por devolver las almas a Dios…  

¿Tu y yo nos preocupamos por esto? ¿Tú y yo nos gastamos a este grado de amor?

¿Vivimos nuestro amor a Dios a esta altura de heroicidad? O pensamos que habrá todavía tiempo para llegar a vivirlo, que ahora es muy temprano para un compromiso de esa índole…

En esta Cuaresma que vamos a iniciar reflexionemos en las palabras de Nenolina dirigidas al Cristo de la Pasión… hagamos un alto para meditar en ella, en nosotros…

Un abrazo desde la Soledad del Sagrario...






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