A donde me estan esperando

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¿PAPA VAMONOS?

¿ADONDE HIJA?

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A donde me estan

esperando

¿Qué padre puede resistir estas palabras en los labios una hija que está por salir de viaje de regreso a casa?  ¿Cómo puede un padre sacar fortaleza, encadenar sus emociones, apretar su corazón, disfrazar el tono de voz, cerrar las compuertas para evitar el diluvio de lágrimas…?  ¿Cómo contestarle a su pequeña que le esta pidiendo la ayude a dar el paso… le ayude con oración… con su amor de padre?
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Cuantos recuerdos vividos pasan  en un instante. Cuantas risas compartidas, cuantas preguntas contestadas, cuantos juegos disfrutados… cuantos cumpleaños, fiestas celebradas en el efervescente contagio de la santa alegría… la pequeña… la mimada de la familia… de momento en cama… en el hospital… a horas de la partida eterna… porque Dios la está llamando… porque Dios la espera de regreso “a casa”.

Padres del mundo ¿Cómo reaccionarían ante semejante situación?  Cuando todo está consumado… cuando la ciencia ha dicho no se puede hacer nada… cuando hay una hija que le ha dicho con todo el corazón a Jesús... “que si El quiere llevársela… ella se somete amorosamente a su voluntad divina.” 

Cuantas veces su mama la escucho hablando con Jesús…la sabia muy unida a la Cruz de Jesús, le escuchaba decir con mucha frecuencia en su oración: “Jesús, yo quiero ponerme buena, quiero curarme; pero si Tú no quieres, yo quiero lo que Tú quieras.”

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Esa pequeña que solo quería vivir dándole gusto a Jesus… que por nada del mundo quería ofenderlo o entristecerlo… que su corta vida gozo de una amistad intima, gustosa y sabrosa con su adorado Jesús. Que fue la alegría del hogar. Niña inmensamente pura, cultivada en las mas exquisitas virtudes por su amadísima madre y amado padre… mimada y consentida por sus hermanos mayores. Vivió en carne propia las experiencias del Calvario…desde Getsemaní hasta llegar a la cima del Calvario… cargando con su pequeña y dolorosa cruz… la cruz de la enfermedad.  Que no dejo si ofrecer por el Santo Padre y por los pecadores del mundo… y por tantas cosas más.

Que sintió miedo pero lo guardo… para confesarle solo a su más intima amiga… su madrecita… como se sentía. Madre que supo dejar a un lado su dolor para volcarse en atenciones guiándola paso a paso por el camino que Dios le presentaba. Ayudándola con cuentos donde la colocaba en la cueva de Belén o en la casa de Nazaret cuidando al  Jesús y ayudando a la Santa Madre Celestial. Lazando a la pequeña Alexia a los brazos de Jesús y de la Mater. Madres del mundo ¿actuarían ustedes así? ¿  Que hubiera hecho si estuvieran en los zapatos de esta madre tan  santa? Porque solo unos padres que amen a Dios como ellos pueden actuar aceptando la voluntad divina  y llevando a su pequeña a entrar a la eternidad con santa alegría...y derroche de amor…
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Alexia González Barros  ruega por nuestros niños y jóvenes. Pequeña sierva de Dios ruega por los padres y madres del mundo… Que los hogares del mundo sean tan sagrados como el hogar que tuvistes… lleno de amor de Dios.

Desde la Soledad del Sagrario