jueves, 27 de febrero de 2014

Mamá, vamos a salvar almas


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En el silencio de la noche, se escuchan unos pequeños pasos correr por el pasillo del hogar, un grito infantil con notas de entusiasmo y ternura rompe el silencio con un estallido de tan tierno corazón: “Mamá, vamos a salvar almas”.   
La pequeña ha saltado a los brazos de su madre para implorarle con gracioso gesto, “salvar almas”.  ¿Qué ha sucedido? ¿Qué es eso de “salvar almas”? ¿Cómo lo van  hacer? Para la pequeña y su mamá no es imposible, diría que es costumbre apostolado en el hogar.

Hace unos días mientras María iba y venía de la cocina a la sala, cocinando y a la vez vigilando a sus pequeños que jugaban en la sala.  María tiene unos hermosos bebes de 10 meses, gemelos fraternos, Cristina y Fabián,  Además, tiene a Susy, una pequeña de 4 años,   y Domingo,  un pequeño,  de 3 años.

En un momento dado, mientras María estaba afanada preparando la comida, llegan  Susy y Domingo corriendo a la cocina. Domingo se le veía con cara de preocupación y Susy muy decidida y seria.

María los mira con gesto de ¿qué pasa? Susy muy seria le dice: Mamá, no existe los super héroes. Domingo espera que su mama contradiga a Susy,  a el le gusta jugar a ser un super héroe.María sin saber cómo se escucha diciéndole a su hija: “Susy nosotros somos super héroes”.  Susy queda impactada, la mira con cara de asombro.  María se abaja a sus pequeños para abrazándoles decirles: “Susy nosotros somos super héroes porque con el rezo del Santo Rosario salvamos almas”.

Impresionada con esas palabras de mamá, Susy queda fascinada con la idea. Su rostro se ilumina y una amplia sonrisa se dibuja.  El pequeño Domingo abre los ojos ante la sorpresiva contestación de mamá, ¿qué? parece decir.  
María los observa, les sigue con la mirada… regresan a la sala, esta vez Domingo suelta sus juguetes de súper héroes,  y se sienta en la mesita  a dibujar. Susy se queda elaborando en su mente la contestación de mamá… le gusta la idea… saborea la idea… es verdad se dice, es verdad…

María se queda meditando en la cocina mientras sigue preparando la comida.  Medita en su contestación que ha dado sin pensarla, salió de sus labios sin haber  salido de su mente… María entiende perfectamente que ha sido una inspiración divina… y es cierto, es una verdad ineludible… con el rezo del Santo Rosario salvamos almas, por lo tanto somos héroes anónimos para el mundo pero no para Dios.

Dios ha querido encaminar a los niños hacia una heroicidad espiritual, solidaria con la salvación de las almas.  Niños acostumbrados a cultivar la vida espiritual desde tan temprana edad, necesitaban enfocar el sentido de la misión apostólica de los orantes del Santo Rosario: “salvar almas para el Cielo”. La oportunidad se da y Dios entra en acción porque María es una madre dócil a las inspiraciones divinas, igual que su esposo Andrés. Ellos viven buscando en todo momento agradar a Dios.

Al rato, Domingo se acerca a mamá para decirle  con seriedad: “quiero ser sacerdote”… María queda impactada con las palabras del pequeño,  lo mira con ternura… y le contesta, “si Dios quiere”… pero, en su corazón le pide ardientemente a Dios, le conceda ese favor, ver a su hijo de sacerdote, pero sacerdote santo, muy santo, al gusto divino… sino no no permita, sino va a ser santo, no lo permita… Mirando a la Mater le entrega a su pequeño para que ella cultive en él la voluntad divina en la vocación que Dios le haya concedido.
Susy, fasinada con la idea quiere salvar muchas almas, por eso en medio de la noche se ha levantado gritando “mamá vamos a salvar almas”… Quiere “salvar almas” si,  con el Santo Rosario en familia…

Hijitos, padres y madres de familia, esta historia es verídica. Esta  historia me ha llegado por la propia María.  Mirad como estos tiempos tan apocalípticos, una madre  concibe en su corazón,  la idea y el propósito de llevar a sus pequeños hijos por el camino de la santidad.

Camino de santidad que los lleva a pasos firmes, con ánimo de entusiasmo contagiante,  en forma sencilla, simple, con los acontecimientos que suceden en el diario vivir de un hogar, aprovechando cada momento para llevarlos a Dios, darles ese toque divino… enseñándoles que Dios está en todas nuestras cosas y que todo lo nuestro, lo que hacemos debe ir hacia Dios.

Esta familia va por muy buen camino. Esta familia, donde María y Andrés,  enseña no solo de palabras sino con el ejemplo de fe, una fe viva, una fe que ilumina toda su vida. Una fe que catequiza a sus pequeños, que Dios es lo más grande que existe; que el Amor de Dios es palpable provocando felicidad en el alma.
Miremos con entusiasmo este sencillo ejemplo de vida, de catequesis, donde Dios entra en acción para inspirar las palabras debidas que encierran el misterio de la comunión de los santos… el misterio de la oración ferviente, entusiasta, perseverante y asidua, humilde y pura de corazón, que provoca la salvación de las almas…

En el pueblo de Dios hay muchas familias como esta… que se han decidido por Dios, caminando por el camino de la santidad, porque Dios vale la pena.
Hagamos algo hermoso llevemos a nuestros niños y jóvenes al Corazón de Dios por el camino de la santidad…


Desde la Soledad del Sagrario

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