La pequeña ha
saltado a los brazos de su madre para implorarle con gracioso gesto, “salvar
almas”. ¿Qué ha sucedido? ¿Qué es eso de
“salvar almas”? ¿Cómo lo van hacer? Para la pequeña y
su mamá no es imposible, diría que es costumbre apostolado en el hogar.
Hace unos días mientras
María iba y venía de la cocina a la sala, cocinando y a la vez vigilando a sus
pequeños que jugaban en la sala. María
tiene unos hermosos bebes de 10 meses, gemelos fraternos, Cristina y Fabián, Además, tiene a Susy, una pequeña de 4 años, y
Domingo, un pequeño, de 3 años.
En un momento dado,
mientras María estaba afanada preparando la comida, llegan Susy y Domingo corriendo a la cocina. Domingo
se le veía con cara de preocupación y Susy muy decidida y seria.
María los mira con
gesto de ¿qué pasa? Susy muy seria le dice: Mamá, no existe los super héroes.
Domingo espera que su mama contradiga a Susy, a el le gusta jugar a ser un super héroe.María sin saber cómo
se escucha diciéndole a su hija: “Susy nosotros somos super héroes”. Susy queda impactada, la mira con cara de
asombro. María se abaja a sus pequeños
para abrazándoles decirles: “Susy nosotros somos super héroes porque con el rezo
del Santo Rosario salvamos almas”.
Impresionada con
esas palabras de mamá, Susy queda fascinada con la idea. Su rostro se ilumina y
una amplia sonrisa se dibuja. El pequeño
Domingo abre los ojos ante la sorpresiva contestación de mamá, ¿qué? parece
decir.
María los observa,
les sigue con la mirada… regresan a la sala, esta vez Domingo suelta sus juguetes
de súper héroes, y se sienta en la
mesita a dibujar. Susy se queda
elaborando en su mente la contestación de mamá… le gusta la idea… saborea la
idea… es verdad se dice, es verdad…
María se queda
meditando en la cocina mientras sigue preparando la comida. Medita en su contestación que ha dado sin
pensarla, salió de sus labios sin haber
salido de su mente… María entiende perfectamente que ha sido una inspiración
divina… y es cierto, es una verdad ineludible… con el rezo del Santo Rosario
salvamos almas, por lo tanto somos héroes anónimos para el mundo pero no para
Dios.
Dios ha querido
encaminar a los niños hacia una heroicidad espiritual, solidaria con la salvación
de las almas. Niños acostumbrados a
cultivar la vida espiritual desde tan temprana edad, necesitaban enfocar el
sentido de la misión apostólica de los orantes del Santo Rosario: “salvar almas
para el Cielo”. La oportunidad se da y Dios entra en acción porque María es una
madre dócil a las inspiraciones divinas, igual que su esposo Andrés. Ellos
viven buscando en todo momento agradar a Dios.
Al rato, Domingo se
acerca a mamá para decirle con seriedad:
“quiero ser sacerdote”… María queda impactada con las palabras del pequeño, lo mira con ternura… y le contesta, “si Dios
quiere”… pero, en su corazón le pide ardientemente a Dios, le conceda ese
favor, ver a su hijo de sacerdote, pero sacerdote santo, muy santo, al gusto
divino… sino no no permita, sino va a ser santo, no lo permita… Mirando a la
Mater le entrega a su pequeño para que ella cultive en él la voluntad divina en
la vocación que Dios le haya concedido.
Susy, fasinada con
la idea quiere salvar muchas almas, por eso en medio de la noche se ha
levantado gritando “mamá vamos a salvar almas”… Quiere “salvar almas” si, con el Santo Rosario en familia…
Hijitos, padres y
madres de familia, esta historia es verídica. Esta historia me ha llegado por la propia María. Mirad como estos tiempos tan apocalípticos,
una madre concibe en su corazón, la idea y el propósito de llevar a sus pequeños
hijos por el camino de la santidad.
Camino de santidad
que los lleva a pasos firmes, con ánimo de entusiasmo contagiante, en forma sencilla, simple, con los acontecimientos
que suceden en el diario vivir de un hogar, aprovechando cada momento para
llevarlos a Dios, darles ese toque divino… enseñándoles que Dios está en todas
nuestras cosas y que todo lo nuestro, lo que hacemos debe ir hacia Dios.
Esta familia va por
muy buen camino. Esta familia, donde María y Andrés, enseña no solo de palabras sino con el
ejemplo de fe, una fe viva, una fe que ilumina toda su vida. Una fe que
catequiza a sus pequeños, que Dios es lo más grande que existe; que el Amor de
Dios es palpable provocando felicidad en el alma.
Miremos con
entusiasmo este sencillo ejemplo de vida, de catequesis, donde Dios entra en acción
para inspirar las palabras debidas que encierran el misterio de la comunión de
los santos… el misterio de la oración ferviente, entusiasta, perseverante y
asidua, humilde y pura de corazón, que provoca la salvación de las almas…
En el pueblo de
Dios hay muchas familias como esta… que se han decidido por Dios, caminando por
el camino de la santidad, porque Dios vale la pena.
Hagamos algo
hermoso llevemos a nuestros niños y jóvenes al Corazón de Dios por el camino de
la santidad…
Desde la Soledad
del Sagrario
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