lunes, 25 de abril de 2016

Familias al gusto de Dios

Cuando los padres toman en serio su deber  y responsabilidad de educar a los hijos en la fe, en la moral, en las virtudes; en la cultura, en las tradiciones y en las sanas costumbres. 

 Que diferentes son los hijos. Cuanta seguridad en ellos. Cuanto gozo y santa alegría. Cuanta felicidad. Un hogar que resplandece en todos sus detalles. 

Un hogar donde Dios se siente a gusto porque ha sido invitado e incluido como miembro de la familia. Un hogar donde se cuenta con Dios y la Mater para todo.  Un hogar donde se toma en serio la oración y los sacramentos. Donde se participa y  vive la misa diaria aun estando en el seno materno, porque la misa diaria es sagrada.  

Esa familia lo da todo, lo inventa todo, utiliza la imaginación y la creatividad para hacer de la educación un modo fácil, gustoso, ameno e interesante.  Lleva a los hijos a desarrollar el gusto por la lectura.  Un buen libro ayuda tanto, tanto.  Es como viajar en el tiempo.  Llevan a los ninos a pensar,  a meditar, a reflexionar y encontrar respuestas a tantas inquietudes naturales que van surgiendo en el alma o en la razón. 

Una familia que tiene tiempo para hablar y escucharse mutuamente. Una familia donde papá y mamá son ejemplos a imitar. Donde los niños saben que todos tenemos defectos pero hay que trabajar con ellos para lograr  agradar a Dios en todo momento.   Niños que juegan,  que se divierten juntos, que se divierten en familia.  Que ven el lado hermoso de la vida.  Que buscan a Dios como amigo, amigo que siempre está dispuesto a escuchar, a ayudar y a consolar.

Que hay problemas… los hay, claro que sí. Mas hay que ver como se unen y se apoyan como familia, orando y buscando respuestas favorables a los problemas que se presentan.   Que los niños pueden ser traviesos, claro, travesuras sanas que dan sabor a la vida hogareña.   Un hogar al gusto de Dios. Donde la risa, o el llanto;  la alegría, o las penas; la salud o la enfermedad;  se comparten, se hacen alimento para todos… porque la caridad reina en sus corazones.

Una familia donde la pureza brilla esplendorosamente.  Donde la humildad goza de existencia.  Donde la fe va en aumento. Donde la devoción surge espontáneamente con una naturalidad pasmosa. Donde la misericordia nace de un corazón lleno de Dios, que desea que todos gocen de esa amistad divina como ellos gozan.

Una familia que se mira, se busca y se alimenta del hogar de Nazaret, allí donde la Sagrada Familia vivió.  Ellos los hace presente.  Da gusto escucharlos.  Pero, ¿será esta la única familia en el mundo?? No. Hay miles y miles de  familias como esta y aun a mayor grado de amistad con Dios.  Personalmente conozco muchas familias así y aun mas. 

Dios tiene un ejército de familias que caminan por el camino de la santidad en todo el mundo.  Son pequeñas llamitas de luz que alumbran despejando las tinieblas que nos arropan.  Son llamitas puras que perfuman con santo perfume, dispersando el ambiente mal oliente de una sociedad de espaldas a Dios.  Dios necesita testigos y estas familias los son.  Unas pasan desapercibidas  para el mundo. Otras brillan de forma especial causando sorpresa  en muchos o disgusto en otros.  

Oremos por las familias cristianas del mundo. Oremos por la perseverancias de las familias que cuidad la santidad de sus hijos, caminando por el camino de santidad.  Oremos porque todos vivan la Voluntad Divina hasta las últimas consecuencias… porque Dios vale la pena…


Desde la Soledad del Sagrario

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