viernes, 20 de enero de 2017

Nuestros Niños…pequeños traviesos


Es común que los hijos varones, en edades preescolares, gustan llenar sus bolsillos de insectos que van encontrando en el ambiente donde se mueven.  Son pequeños exploradores que gustan observar detalladamente a los insectos y guardarlos en sus bolsillos. Cuantas mamá se escandalizan, cuando descubren los tesoros de sus hijos, guardados en los bolsillos de sus pantalones.  Pequeños tesoros que satisfacen la curiosidad de los pequeños.  Hay niños quienes van más allá y lleva sus tesoros, como ranas, o lagartijos o pequeñas culebras  a guardarlos debajo de la cama.  Nuestros pequeños hijos varones…

De la misma forma, los pequeños, tanto niños como niñas, les encantan los animales, descubrirlos, poder estar cerca de ellos para estudiarlos y  observarlos.  Esa curiosidad innata en nuestros pequeños puede guiarse   hacia el cultivo de la virtud de la caridad, de la protección, del cuidado, etc… con los pequeños animales.  He aquí donde una mascota viene muy bien para los niños si se les guía correctamente.  Ensayaran y aprenderán lo que es una responsabilidad, lo que significa cuidar,  y proteger, enseñar, corregir, y amar, además de la paciencia que hay que tener con las pequeñas mascotas. Todo les sirve para desarrollar y cultivar  las virtudes necesarias en esta experiencia de tener a cargo una mascota.  Virtudes que van desarrollando en los pequeños,  gozo y entusiasmo según van experimentado a tomar en serio tener una mascota a cargo.

El hogar es la escuela donde papá y mamá aprovechan el mínimo momento u ocasión, para hacer descubrir y cultivar esa virtud llamada a vivir en ese momento dado. Esto repercutirá en un hábito tan normal y natural, tan conocido y fácil de procurar,  que ya adolescente o adulto, se obrara sin dificultad.   


Por otro lado, recordemos que los grandes asesinos, han sido niños que han iniciado sus pasos torturando, y matando sus mascotas,  desarrollando un gusto morboso que les lleva a divertirse de esta forma. Oremos por estos hogares, donde los niños aprenden y se alimentan de violencia. Donde Dios no se encuentra porque no lo buscan.   

Desde la Soledad del Sagrario

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